Shanghái: nos acercamos a la cultura milenaria del té Longjing
Tres veces al año, la tradición del té más famoso de China –el Longjing o del pozo del dagón– vuelve a brotar en la paradisíaca Hangzhou, muy cerca de Shanghái. A tan solo unos minutos del centro de la ciudad, entre las colinas del pueblo de Longjing, es posible apreciar los bucólicos paisajes que resaltan frente a la imagen que se tiene de la cercana Shanghái. Visitar el origen del Longjing, o ‘el pozo del dragón’, se ha convertido ya en una especie de peregrinación. Se trata del lugar donde se cultiva la variedad más famosa del té verde chino, en un país con una cultura de esta infusión tan arraigada. Vuela de Madrid a Shanghái desde 51.000 Avios (ida y vuelta).

Mejiawu (la alternativa menos saturada de turistas) está formada por una calle principal llena de tiendas de té y restaurantes caseros, que incluso en temporada baja atraen a numerosos visitantes de todo el país. Crédito de la imagen: Robin Mas.

En la zona de Meijiawu se encuentra la tetería Zhuzhu. Algunos clientes van incluso desde Shenzhen [cerca de Hong Kong, en el extremo sur de China] sólo para abastecerse de té de Longjing. Crédito de la imagen: Robin Mas.

En las tiendas puedes comprar té a granel, mientras que los restaurantes ofrecen platos caseros, como gambas con hojas de té de Longjing. Todo con la pintoresca imagen de laderas llenas de plantas de té como telón de fondo. Crédito de la imagen: Robin Mas.

En abril, la época de recolecta de esta variedad, sus 20 trabajadores se adentran en las hileras de arbustos para recolectar las hojas a mano durante jornadas de 12 horas. Crédito de la imagen: Robin Mas.

Hay que recolectar las hojas cuando están frescas. El té recogido en un día no sirve para el siguiente, por eso los equipos de recogida empiezan a cargar los camiones desde las 6 de la mañana. Crédito de la imagen: Robin Mas.

Aunque en teoría el té verde tiene tres estaciones de recogida (primavera, verano y otoño), es la época del Festival Qingming (este año el 5 de abril) la de mayor actividad en la zona. Crédito de la imagen: Robin Mas.

Normalmente se espera a que el tiempo sea lo suficientemente cálido como para que empiecen a brotar los capullos –cuanto más largos son, mayor valor tendrá el té y, si están bien frescos, las hojas de Longjing pueden llegar a los casi 1.000€/kg–. Crédito de la imagen: Robin Mas.

En el Museo Nacional del Té de China, situado en la Longjing Road, hay carteles que describen los beneficios que tiene para la salud una taza de té, entre los que se encuentran sus propiedades antienvejecimiento. Crédito de la imagen: Robin Mas.

El té verde es también un efectivo método de protección contra bacterias y virus, además de limitar los efectos de la radiación e incluso combatir el cáncer. Crédito de la imagen: Robin Mas.

Los visitantes pueden realizar una expedición por el nacimiento y la evolución de la cultura del té en China desde los tiempos antiguos hasta la actualidad, gracias a todo tipo de manuscritos y utensilios relacionados con la infusión. Crédito de la imagen: Robin Mas.

Mediante escenas tibetanas, sichuanesas y de China oriental de gente tomando el té, el museo deja constancia de cómo el amor por esta bebida es común a todas las regiones y grupos étnicos del país. Crédito de la imagen: Robin Mas.

El museo alberga también cinco teterías de estilo tradicional y una degustación que constituye uno de los principales atractivos de la visita. Crédito de la imagen: Robin Mas.

Mientras que las teterías cobran unos 11 euros por una taza de té, la tienda principal ofrece degustaciones gratuitas, algo que contrasta con lo que ocurre en las múltiples tiendas de Longjing, donde los insistentes vendedores paran coches y turistas por la calle. Crédito de la imagen: Robin Mas.

Esta estatua de Buda cambia de color cuando se le echa líquido caliente. Mirando a la deidad transformarse, con una taza de oloroso té Longjing en la mano, en un museo dedicado al té y rodeado de cientos de plantas y verdes colinas, no es difícil imaginar por qué China lleva siglos embriagada por la bebida del ‘pozo del dragón’. Crédito de la imagen: Robin Mas.
Mejiawu (la alternativa menos saturada de turistas) está formada por una calle principal llena de tiendas de té y restaurantes caseros, que incluso en temporada baja atraen a numerosos visitantes de todo el país. Crédito de la imagen: Robin Mas.