Así descubre la gastronomía en sus viajes El Comidista
Con más de medio millón de seguidores en redes sociales, no es de extrañar que la gente conozca a Mikel López Iturriaga como El Comidista, nombre de la web sobre gastronomía más importante de nuestro país. Bilbaíno y hombre de mundo (como tal hace buen uso de su tarjeta Iberia Plus), hablamos con él de tendencias gastronómicas, lo que prueba cuando viaja y cuáles son los mejores lugares para descubrir el panorama culinario de su ciudad.
Eres periodista y no siempre has escrito de gastronomía, ¿cómo terminaste siendo un referente en tendencias gastronómicas?
Nunca pensé que fuese mi vocación ni me acabaría dedicando a ello. Fue un poco de rebote: tras años escribiendo sobre música, un día decidí crear un blog de comida. La experiencia fue tan buena que al año me llamaron de la web de El País para hacer lo mismo para ellos y así nació El Comidista.
¿Cada cuánto viajas y qué es lo primero que pruebas cuando llegas a un nuevo lugar?
Lo que más me gusta es la cocina más popular. En Semana Santa estuve en Polonia y probé los pierogi (una especie de dumplings a la polaca) y el zurek (una sopa muy típica). Para encontrar sitios donde preparan buenos platos populares, tiro de guías y blogs y pregunto en mis redes sociales: siempre voy a los sitios que se repiten entre las recomendaciones.
Se habla mucho de la tendencia del streetfood, ¿cuál es tu destino favorito para probar la comida callejera?
El Sureste asiático: he descubierto platos increíbles que nunca me he vuelto a encontrar en restaurantes, como una sopa de fideos que probé en un puesto de Luang Prabang (Laos). La señora que lo cocinaba tenía un cartel que anunciaba “la mejor sopa de la ciudad”, y así era. En Tailandia el nivel es tremendo: no he conocido un país del mundo en el que encuentres tanta variedad y un nivel tan alto de calidad en la comida hecha en la calle como allí.

¿Hay algún destino que te haya sorprendido por ofrecer una comida callejera de alto nivel?
Nápoles: es increíble lo bien que hacen los fritos que venden para llevar en pequeños establecimientos; la pizza frita es sensacional; y tienen un gran nivel en repostería, con pasteles como el baba o los sfogliatelle, un milhojas que me pareció una auténtica delicia.

Si nos fijamos más en la apuesta culinaria general de un lugar, ¿cuáles sospechas podrían ser los grandes destinos gastronómicos del mañana?
Japón: no conozco ningún país en el que se coma tan bien de media en cualquier lugar y es difícil que salgas decepcionado. Además, cada vez hay un mayor conocimiento en todo el mundo occidental de cocina japonesa, y se empiezan a ver otros platos más allá del sushi, como el ramen (por cierto, reinterpretación de una sopa china).
También Perú se está convirtiendo en un destino gastronómico de primera línea. Tiene un producto autóctono muy particular con influencias japonesas y chinas que colocan a su cocina en otra liga.
Además de Perú, ¿crees que existe otro país latinoamericano que dará que hablar en gastronomía?
Por lógica, Brasil es un candidato muy potente por el cruce cultural y su tamaño. Tienen cosas como la despensa de la selva, que están descubriendo con ingredientes nuevos para nosotros. Y en el Noreste del país, la influencia africana y criolla es muy interesante.
Como bilbaíno, ¿nos puedes recomendar tres lugares para descubrir lo mejor de la gastronomía local?
El bar Alameda, en el barrio de Indautxu, es un sitio clásico y sin pretensiones: sus Felipadas son un sándwich emblemático con lechuga, mayonesa, anchoa y salsa picante. Para los más finolis, recomendaría Nerua, el restaurante del Guggenheim presentan lo mejor de la cocina vizcaína con pocos adornos, apostando por lo esencial y haciendo vanguardia. Es una de las mejores experiencias que he tenido en mi vida en alta cocina. Y también hay que decir que la tortilla de patatas se hace muy bien en Bilbao. Para vivir una experiencia típica bilbaína, recomiendo ir por la mañana al Izaro o el Nashville y pedir una tortilla con café con leche.

Acabas de presentar un programa en LaSexta en el que, entre otras muchas cosas, invitabais a unos corresponsales extranjeros en España a probar platos de casquería. ¿Qué es lo más raro que te has llegado a comer en tus viajes por el mundo?
En los llanos venezolanos pesqué una piraña y me la comí asada. Y en Japón me alojé en un templo budista en Koyasan en el que la comida, 100% vegana, nos la servían en una bandeja con diez platos diferentes. Todo estaba hecho de una manera tan peculiar que era imposible de identificar lo que te estabas comiendo...
Iberia ha mejorado la oferta gastronómica de su Premium Lounge de la terminal satélite del Aeropuerto de Adolfo Suárez Madrid-Barajas, con la idea de que muchos pasajeros que hacen escala se llevarán una primera impresión de España a través de su gastronomía. ¿Qué recomendarías probar a quien hace escala en Madrid para llevarse una buena imagen de nuestra cocina?
Para introducirse en la cocina española hay que practicar el aperitivo, el mundo del vermuteo. Que acompañen un vino o un vermut de encurtidos y unas patatas fritas. El rito social del aperitivo se hace muy bien comparado con otros lugares.
El programa Iberia Plus cuenta con varios partners de gastronomía como KlubKviar, ElTenedor o Platea. En este último el visitante puede probar la propuesta de varios chefs, ¿has estado en Platea?
Sí, visité Platea hace unos años y me encantó un bocadillo de calamares que probé en el stand del chef Marcos Morán. Es un plato que nunca me ha entusiasmado mucho pero que está viviendo un revival muy importante en Madrid.
Como socio Iberia Plus, ¿cómo sueles acumular Avios? ¿Y en qué te gusta utilizarlos?
Suelo conseguir Avios reservando vuelos en iberia.com. Y para darles uso, siempre lo hago en vuelos cortos para ir a ver a mi familia en Bilbao.
Crédito de las imágenes de portada y cabecera: Ainhoa Gomà