Escapadas urbanas en Europa ideales para los puentes del otoño
Antes de lo que parece, el otoño estará ya haciéndose hueco. Preparar una escapada puede ser muy buena medicina para el fin de las vacaciones de verano. Por eso, te recomendamos los mejores destinos en Europa para los puentes de octubre y noviembre.
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1 Oporto, más allá del vino desde 9.000 Avios
Para pasear: El Puente Don Luis es probablemente la imagen más reconocible de la ciudad. Sus 172 metros separan Oporto y Vila Nova de Gaia.
Para visitar: La Loja das Conservas, una tienda especializada en conservas, una de las industrias más antiguas y de mayor tradición en Portugal.
Para escuchar: La Casa da Música, uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, diseñado por el arquitecto holandés Rem Koolhaas, es la sede de la Orquesta Nacional de Oporto. Su interior es digno de visitar.
Para recordar: Si aún te han quedado ganas de playa, el tranvía de la línea 1 cubre los 5km que hay desde la ciudad hasta la costa, a orillas del Duero y con unas vistas inmejorables.
Imprescindible probar la francesinha, el plato local más famoso, un sándwich de jamón cocido, salchicha, mortadela y un filete cubierto de queso fundido y, si se quiere, con un huevo por encima.
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2 Budapest, la ciudad con más baños termales del mundo desde 20.000 Avios ida y vuelta
Para ver: Contemplar el atardecer desde la colina de Gellért es un clásico. A 235 metros, se disfruta de una panorámica de la ciudad de 360º.
Para salir: Varios edificios abandonados del siglo XIX han sido convertidos en lo que se conoce como ruin bars, algunos muy lejos de estar en ruinas. Szimpla Kert es el pionero y el más famoso de la ciudad.
Para bañarse: Las aguas medicinales que fluyen bajo la ciudad húngara salen a flote en 118 manantiales, convirtiéndola en la capital con más baños termales del mundo. En los del Balneario Gellért realizan tratamientos termales como gimnasia curativa o electroterapia.
Para comer: El Stand25 Bisztró en Belvárosi Piac es un mercado del siglo XIX reconvertido en un moderno espacio gastronómico bajo la dirección del chef Tamás Széll, con una estrella Michelin. En el menú nunca falta su reinterpretación del clásico gulash, el típico estofado de ternera.
Si visitas los baños Széchenyi, los más grandes de Europa, no pierdas la oportunidad de echar una partida de ajedrez sin salir del agua.
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3 Milán, encanto y sofisticación desde 15.000 Avios ida y vuelta
Para endulzar: En la lujosa Via Montenapoleone, la pastelería Cova es famosa por la fabricación del dulce más internacional de la ciudad: el panettone. Aunque es típico de fechas navideñas, su éxito es tal que la pastelería lo vende a lo largo de todo el año.
Para subir: Desde la terraza en lo alto del Duomo, se puede obtener la mejor panorámica de Milán con los Alpes de fondo. Edificios como la Torre Breda con 117m, la torre de Unicredit con 231, la Diamante con 140 y el Palazzo Lombardía, de 161m, dominan el skyline.
Para comprar: La Galería Vittorio Emanuele II y el Cuadrilátero de la Moda son dos de los mejores lugares del mundo para ir de tiendas, y no sólo por lo que venden. El encanto de sus locales es parte del patrimonio cultural milanés.
Para tomar: La moda de la mixología ya forma parte de la noche milanesa. Sufer´s Den es la coctelería de referencia. Su creativa selección de combinados está inspirada en la flores y emplea espirituosos típicos italianos e ingredientes locales como la miel o las hierbas alpinas.
Que no te engañen con la cotoletta alla milanese y comprueba estos tres rasgos básicos para reconocer la original: la carne tiene un trozo de hueso, el corte es finísimo y el rebozado, perfecto.
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4 Dublín, diversión espontánea desde 15.000 Avios ida y vuelta
Para tocar: Grafton Street, una de las principales calles comerciales de Dublín que empieza en el Trinity College y termina en St. Stephens Green Park, se ha convertido en el mejor escenario para los músicos y artistas callejeros del país, y de cualquier otro lugar.
Para aprender: La universidad más antigua y prestigiosa de Irlanda, el Trinity College, acogió a personalidades como Oscar Wilde o Samuel Beckett. Hoy, pasear por sus jardines y patios aporta un remanso de tranquilidad. El famoso Libro de Kells, un manuscrito del siglo IX, descansa en su Old Library, una de las más bellas del mundo.
Para beber: La antigua fábrica de cerveza Guinness, al sur del río Liffey, se ha convertido en una de las atracciones principales de la ciudad. Un recorrido por la historia de la cerveza negra por excelencia y un acercamiento al mundo del transporte, fabricación y publicidad que le rodea.
Para soñar: El Castillo de Dublín ha tenido una amplia variedad de usos en la antigüedad, siendo desde lugar de asentamiento de los vikingos hasta sede de la Administración Inglesa en Irelanda. Hoy, utilizado únicamente para la celebración de las recepciones estatales, es un punto clave para comprender algunos capítulos importantes sobre la historia de Dublín y de Irlanda.
¿Sabías que en una de las campañas publicitarias de Guinness más sonadas se arrojaron miles de botellas con mensajes en el mar? Fue en 1916 y decenas de años después, las botellas seguían apareciendo.