Nieves Álvarez repasa su carrera y nos inspira con su visión de la moda nacional e internacional
¿Qué es lo mejor que te ha dado la moda?
Me ha dado muchas cosas buenas, pero sobre todo la oportunidad de conocer medio mundo. Viajar me apasiona y creo que es una gran escuela, una de las mejores universidades de la vida. Si eres curiosa, no solo para aprender idiomas, sino también para disfrutar de culturas diferentes, la moda te da mucho mundo.
¿Cómo se logra mantenerse arriba durante más de 25 años?
Con paciencia, perseverancia y pasión. No hay que rendirse jamás, sino saber reinventarse. No es fácil porque en esta profesión la edad juega en tu contra, pero yo he podido demostrar que a veces es incluso un valor añadido, que aporta madurez y visión.
Tú que has vencido tantos mitos, ¿qué consejo les darías a las jóvenes que están empezando?
Que tengan ganas de aprender porque no se llega a ser una Linda Evangelista ni una Gisele (Bündchen), que sería el referente de hoy, de la noche a la mañana. Y que, por eso, la educación es fundamental. He visto a compañeras mirar por encima del hombro al asistente del fotógrafo, sin darse cuenta de que se puede aprender de todos. Yo no soy nadie si no me “tunean” el peluquero, el maquillador, el estilista… Esto es un trabajo de equipo, no se nos puede olvidar.
De los diseñadores legendarios con los que compartido, ¿quiénes han tenido en tu carrera un peso especial?
He tenido la suerte de trabajar con Giorgio Armani, Christian Lacroix, Hubert de Givenchy, Oscar de la Renta, Carolina Herrera… Pero estar 12 años mano a mano con Yves Saint Laurent supuso un aprendizaje constante de la búsqueda de perfección. (Emanuel) Ungaro, ya retirado, era también así. Son referentes en la moda, visionarios y revolucionarios.
¿Cómo ha cambiado la industria?
Las redes sociales permiten comunicar de una forma inmediata, pero también nos han quitado libertad. Antes llegabas a los desfiles y charlabas con tus compañeras. Ahora hay que retransmitir y todo es una foto constante. También han cambiado las modelos. En mi generación representaban la belleza global, cada una era distinta. Hoy es muy difícil destacar, se busca un canon más parecido, las carreras son muy rápidas y consolidarse es más difícil. Al otro lado, la presión de un diseñador es enorme: tiene que hacer más colecciones y no todos aguantan el ritmo, mientras se les juzga más por los números que por el talento.
A principios del año que viene, Teresa Helbig presentará los nuevos uniformes de Iberia.
Teresa es una de las mejores diseñadoras que hay en este país, aparte de una bellísima persona. Tiene un talento increíble. Me encantan la femineidad y ese toque vanguardista de sus colecciones. Valoro mucho el desafío: no es fácil hacer el uniforme de una compañía aérea, que representa la identidad de un país de manera global.
Has recorrido el mundo con tu trabajo, ¿A qué destinos no te cansas de volver?
Cuando llego a París, me siento en casa, he vivido muchas aventuras en esa ciudad… También me pasa con Nueva York, me traen muchos recuerdos.
¿Qué beneficios por ser Iberia Plus Platino utilizas más?
Las que mejor me vienen son el parking VIP, poder facturar una maleta más y el fast track. Son sin duda privilegios que te hacen el viaje mucho más agradable, que te facilitan la vida muchísimo.
Siempre has sido embajadora del talento español desde proyectos como Flash Moda y Eurovisión, y en muchas de tus apariciones públicas.
Flash Moda nació para apoyar la moda de nuestro país y dar visibilidad a creadores consolidados y emergentes, así como enseñar esa industria, que es arte y que a veces no vemos, que genera muchos puestos de trabajo. Intento siempre apoyar y vestirme de gente que quiero y que admiro. Lo mismo en Eurovisión, que es un escaparate al mundo. Nadie me obliga, pero para mí es incuestionable.
Tu faceta de diseñadora se ha materializado en N+V. ¿Cómo describes tu firma?
En N+V todo es made in Spain y se fabrica en talleres españoles. Eso tiene un coste, pero es para nosotros muy importante. A la hora de diseñar, me inspiro en mi día a día, en museos, en lo que me rodea y también en mi hija.
La infancia, de todas las causas a las que te has vinculado, ocupa un lugar especial. ¿Qué labor realizas con la Fundación Garrigou?
Siempre me han gustado los niños, pero cuando eres madre, te tocan más cerca. Desde N+V, antes de vincularnos a la Fundación, ya enseñábamos a los niños que jugando pueden hacer que otros niños jueguen. Un día, mi princesa, mi hija Sofía, empezó a desfilar para nosotros –es una niña con capacidades diferentes, la dulzura personificada–. Pertenece a la Fundación Garrigou, que trabaja para que estos niños con capacidades diferentes tengan los mismos derechos que otros y puedan hacer lo mismo. Ver a Sofía junto a los otros niños que desfilan, cómo se llevan, cómo se apoyan… es muy bonito.
¿Necesita la moda una inclusión total y real ya?
Es fundamental. Cuando estoy con estos niños, me doy cuenta de que las diferencias las ponemos nosotros. Los niños ven a amigos y compañeros, a Cristina, a Sofía…, a niños que tienen una pequeña discapacidad que les hace especiales. Por su bondad, son simplemente geniales.
¿Cuál es la mejor lección que tendríamos que aprender de ellos?
La inocencia, el ver la vida y disfrutar de ella sin maldad, el ser de verdad y no tener miedo a decir las cosas como son, sin esos juegos con los que las complicamos los adultos.
Si quieres colaborar con la Fundación Garrigou, entra en fundaciongarrigou.org y únete a la campaña #YoParticipo
Imágenes de Alberto Saguar