Los mercados de Bogotá que no puedes perderte
En una visita a Bogotá, resulta imprescindible un paseo por sus plazas de mercado y los Mercados Campesinos y de pulgas. Son una parte fundamental de la cultura colombiana y la mejor manera de conocer, desde 42 500 Avios (ida y vuelta), la vida local.
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1 La compra de la semana en las plazas de mercado
Son las favoritas de los colombianos para llenar la cesta de frutas y verduras. Resulta fácil encontrarlas tanto en pueblos pequeños como en partes más grandes de Bogotá.
Una de las más conocidas y coloridas es la de Paloquemao, situada en el barrio homónimo. Lleva funcionando desde 1972 y es ideal para desayunar o merendar y deleitarse con sus ‘jugos’. Casi 2.000 puestos que ofrecen una amplísima variedad de frutas frescas, vegetales, carnes, pescados, flores y hasta gallinas vivas, procedentes de todo el país.
Abierto de lunes a sábado de 4:30 a 16:30 y los domingos y festivos de 5:00 a 14:30.
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2 Del campo a la cesta
Mercados Campesinos son el resultado de un acuerdo político-económico de varias organizaciones campesinas que producen alimentos en la zona que rodea a la capital. Ellas mismas acercan ahora sus alimentos a la ciudad. Evitan de este modo la intervención de intermediarios, lo que les permite ofrecer sus productos a unos precios más económicos. Uno de los lugares donde acudir entre semana (de 8:00 a 17:00) en busca de estos productos es la Plaza de los Artesanos de Bogotá. A ella llegan granjeros de todas las partes del país.
Hay también dos mercados itinerantes que se organizan en los parques de Alcalá y la plazoleta de la Calle 85.
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3 Mercados de pulgas
En los mercados de pulgas se vende y se compra casi cualquier cosa. Además, en Bogotá son una auténtica tradición los domingos y se pueden conseguir desde ropas artesanales, cerámicas, monedas antiguas y cajas musicales hasta réplicas de chivas (los típicos autobuses colombianos) multicolores.
El más tradicional es el de San Alejo, abierto todos los domingos y festivos de 9:00 a 17:00 desde hace más de 30 años, alberga más de 330 puestos. Entre productos que más aumentan su valor cada año están los libros que, en algún momento del pasado, estuvieron censurados.
Además, otros mercados de pulgas como el de Usaquén —típico para artesanías y manualidades— son algo más tranquilos y tienen también una oferta amplia.