Viaje a Italia de museo en museo
Italia ha sido el destino cultural por excelencia desde la popularización del “grand tour” dieciochesco. Según datos de la Unesco, el patrimonio histórico-artístico italiano, que hunde sus raíces en la Roma imperial y se eleva en el Renacimiento, supone casi la mitad del existente en el mundo. Su personalidad de país joven (de 1870) con 20 regiones diferenciadas crea contrastes fascinantes, de las colinas toscanas, los picos alpinos del norte o las caóticas calles napolitanas, y se remansa en sus más de 1.500 museos institucionales. Proponemos un viaje a Italia a través de sus mejores espacios expositivos, los que por sí solos merecen un viaje.
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1 Florencia
Florencia contiene, a juicio de la Unesco, “la mayor concentración mundial de obras de arte reconocidas universalmente”. Toda esa acumulación de belleza que provocó el vértigo de Stendhal en la Santa Croce tiene su epicentro en la Galería degli Uffici, el museo más visitado de Italia. Este palacio de 1560 en forma de U exhibe la mayor colección existente de arte renacentista italiano. En sus salas se materializa la posibilidad de pasear por una habitación que reúne las obras maestras de Boticelli (como El nacimiento de Venus o La primavera) o plantarse frente a los retratos de los duques de Urbino de Piero della Francesca, la Venus de Urbino de Tiziano o la Virgen del jilguero de Rafael. El otro lugar preferido por los turistas para caerse de espaldas es la Academia, la primera escuela europea de artes, de 1563. Aquí hay pinturas y trabajos en madera, pero lo que atrae todas las miradas es el David de 5 metros que esculpió Miguel Ángel a los 29 años.
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2 Milán
Cruce de caminos transalpino, Milán está hecha de moda, negocios y finanzas que decoran sus calles de trajes a medida y alta costura. Si hay algo que matiza esa alma materialista milanesa es la belleza grandilocuente de su Duomo (hay que visitar sus alturas) y la más delicada de dos de sus museos: las pinacotecas Ambrosiana y de Brera. La Ambrosiana contiene las deslumbrantes colecciones del cardenal Borromeo, con pinturas de Da Vinci, Boticelli, Rafael, Tiepolo y Caravaggio. Guarda también 30.000 manuscritos prodigiosos, como una Ilíada del siglo V ilustrada, una obra de Leonardo o una temprana edición de la Divina Comedia. La Pinacoteca di Brera, en un imponente edificio del siglo XVII, muestra en 38 salas las obras de Della Francesca, Mantegna, Canaletto, Bellini, Tintoretto, Caravaggio y hasta de vanguardistas como Modigliani.
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3 Nápoles
En ninguna ciudad italiana como en Nápoles los museos son un refugio. La mejor opción para descansar de su ruido y su bello caos es el Museo Arqueológico, donde el visitante se serena ante la colección de arte grecorromano más importante del mundo situada en el decumanus, la zona en la que ambas civilizaciones se sucedieron. Tras sus puertas aguardan los más relevantes mosaicos y murales rescatados de Pompeya y Herculano, así como la extraordinaria colección Farnese de esculturas de la antigüedad.
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4 Roma
Roma es tan difícil de abarcar que quizás solo podamos atisbar su cifra y resumen en sus museos principales. El espacio expositivo público más antiguo del mundo (de 1471), los Museos Capitolinos, recoge la historia de Roma en escultura, además de obras maestras de Tintoretto, Rubens o Caravaggio. Desde el noble pasillo que comunica sus dos palacios hay unas vistas únicas al Foro. Por su parte, el Museo de la Civilización Romana (actualmente cerrado por obras de remodelación) reúne reproducciones de los grandes hitos arqueológicos del imperio romano. Para hacerse una idea: la altura media de las salas de este espacio es de 10 metros, sus recreaciones son tan minuciosas que están consideradas obras de arte y posee fachadas recreadas en escala 1:1. Otra imprescindible es la Galería Borghese, una villa encantadora del siglo XVII que contiene las obras de arte renacentistas más destacadas de la capital. Refinadas sorpresas como el mosaico del siglo IV que recibe a los visitantes dan paso a esculturas de Bernini, como la sobrenatural Apolo y Dafne, o a San Juan Bautista, el último Caravaggio.
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5 Turín
Recortada contra un fondo de cimas alpinas, nadie podría esperarse que Turín albergara la colección de antigüedades egipcias más voluminosa después de la de El Cairo. Las más de 5.000 piezas del Museo Egipcio, situado en el barroco Collegio dei Nobili de los jesuitas (del siglo XVI), es una anomalía creada por un piamontés en la época napoleónica. Hay documentos como el Papiro del Rey, que enumera los faraones, objetos cotidianos, como útiles de pesca y caza, esculturas de granito de los faraones y hasta templos reconstruidos. La ciudad donde nació FIAT en 1899 tiene también un deslumbrante Museo del Automóvil con más de 150 piezas únicas como el primer coche de gasolina fabricado en Italia o el coche de 1929 en el que viajaba Gloria Swanson en El crepúsculo de los dioses. Otra peculiar oferta es la del Museo Nacional del Cine, que recorre la historia del cine italiano e internacional: primeros experimentos, carteles, más de 12.000 películas…
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6 Venecia
En una ciudad que es un museo, tiene sentido que uno de los espacios más interesantes sea el Museo Correr, una exhibición municipal que recorre la historia de Venecia desde su creación a su unión a Italia en el siglo XIX. En sus salas encontramos una patética Piedad de Bellini, escenas cotidianas venecianas pintadas por Carpaccio o unos zapatos de tacón de hace siglos. La Galería de la Academia, por su parte, reúne arte veneciano desde la época bizantina al rococó. Entre cientos de obras maestras, brillan La tempestad de Giorgione y la peculiar última cena de Veronese. La Galería Internacional de Arte Moderno también merecería una visita sólo por su ubicación, en el palacio barroco de Ca’Pesaro, a orillas del Gran Canal. Obras de Morandi, Miró, Kandinsky, Rouault, Matisse y Klee conviven en sus salas.