La Toscana esférica
Celebramos el Día Mundial de la Bicicleta, el 3 de junio, con un viaje sobre dos ruedas de Florencia a Livorno por una de las regiones más bellas de Italia.
“Tienes que vivir esféricamente, en muchas direcciones; y sin perder nunca tu entusiasmo infantil. Así todo saldrá como deseas”
Esta frase, que la pronuncia el personaje de Katherine en la película Bajo el sol de La Toscana, podría ser el lema perfecto de la propuesta que aquí hacemos. La Toscana, una de las 20 regiones de las que se compone Italia, probablemente la más rica culturalmente, es un destino en el que cuesta huir de los tópicos. Se puede decir que es romanticismo puro, por sus pueblos medievales y paisajes. Se podrá repetir que fue en Florencia, ciudad toscana por excelencia, donde Stendhal sufrió un vahído contemplando su belleza que quedaría para siempre bautizado como síndrome de Stendhal. Y se podrá recordar aquello del poema de Kavafis de que no importa el destino, sino el viaje.
Hay una Toscana que se recorre en vertical, desde Florencia buscando el sur, atravesando los valles de viñedos de los que nacen los vinos toscanos: los Chianti, los Brunello di Montalcino o los Vernaccia di San Gimignano, entre otros. Pero también hay otra Toscana, que abarca de este a oeste y que, como decía Katherine en la película, se vive esféricamente, en bicicleta. Una ruta de 140 kilómetros totales desde Florencia hasta Livorno, donde desembocamos en el mar Tirreno. Un viaje que cuando más podemos disfrutar es durante los meses de primavera y al final del verano, en septiembre y octubre, cuando las temperaturas son más relajadas y las lluvias escasas.
Origen: Florencia
Florencia es la cuna del Renacimiento, un museo en sí, al aire libre, que alberga no sólo algunas de las mejores obras de la historia del arte, sino también rincones y escenarios con los que toparse y ante los que sentarse para que no nos suceda como a Stendhal. Ahí están la cúpula de Bruneleschi, el campanario de Giotto, la plaza de la Señoría o el Palazzo Vecchio… Pero, además, Florencia es una ciudad perfecta para recorrerse sobre dos ruedas, con el tráfico vetado a los coches en su centro y una superficie llana.
Montecatini Terme, segunda parada
A 50 kilómetros de Florencia se encuentra Montecatini Terme, segundo destino de la ruta y donde murió el diseñador francés Christian Dior. Hasta aquí llegaba en el siglo XVII la nobleza desde todos los rincones de Europa buscando el milagro de sus aguas termales y uno de los ambientes aristocráticos más selectos del continente. Todavía hoy sus termas son las mayores del país y sus balnearios, con ese esplendor antiguo, pero con tratamientos modernos, el destino de muchos viajeros. Montecatini es famosa por sus termas, por la ostentación de algunos de sus edificios y por la belle époque que mana de ellos.
De Montecatini a Lucca
Desde Montecatini pedaleamos 7 kilómetros hasta Lucca. Sin bajar de la bicicleta podremos rodear la ciudad amurallada y contemplar un caso único de murallas conservadas, pese a los siglos y las guerras, en perfecto estado. El recorrido cuenta con espacios acondicionados para peatones y bicicletas y arboledas de álamos. El interior es un viaje en el tiempo al medievo, a un pueblo de plazas, palacios e iglesias por descubrir.
De Lucca a Pisa
La etapa más corta del viaje, 20 kilómetros, une Lucca con Pisa, una de las ciudades más conocidas y visitadas de la Toscana. Su torre inclinada es de los monumentos más fotografiados del mundo. Y con razón. No sólo por ésta, sino por el conjunto que forma con la catedral, el cementerio y el baptisterio. Pocos lugares hay en el mundo con una concentración así de monumentos en un espacio tan limitado.
Llegada a Livorno
A 30 kilómetros de Pisa está el mar. Y Livorno. Es el puerto más importante de la Toscana. Aquí atracan los cruceros cuyos viajeros harán el recorrido a la inversa que hemos hecho nosotros. Aquí podremos disfrutar, todavía en nuestra bici, de su paseo costero, entre la ciudad de aire belle époque y el Tirreno. Pero también bajarnos y atravesarla, que por algo dicen de ella que es una pequeña Venecia, por sus canales. De la tierra al mar. De la bici a la góndola. De nuevo, se repiten y sirven los tópicos, la Toscana lo tiene todo.