Carmen Mola nos presenta su nueva novela
Tras el éxito de la saga de La novia gitana y del thriller histórico La bestia (Premio Planeta 2021), Carmen Mola vuelve al ruedo con Las madres, una nueva novela protagonizada por la inspectora Elena Blanco. Conversamos con Jorge Díaz Cortés, Agustín Martínez y Antonio Mercero Santos, los autores detrás del seudónimo que ha sacudido el panorama de la novela negra en España.
En Las madres ponéis el foco en la cuestión de los vientres de alquiler. ¿Qué os llevó a elegir este tema?
Jorge Díaz Cortés: En principio fue algo fortuito. Nosotros partimos la novela de la imagen de un hombre al que, al abrirle en la autopsia, le encuentran un feto dentro. Entonces esto nos generó un montón de preguntas: ¿quién es este hombre?, ¿por qué le han hecho esto?, ¿de dónde sale este feto? Lo que nos llevó a las madres, que es el título de la novela, y al tema de los vientres de alquiler, que es algo de lo que muchos de nosotros no tenemos opinión porque no nos toca de cerca, pero cuando empiezas a investigar te das cuenta de que ahí hay un debate que hay que iniciar. Aunque nuestra novela no es panfletaria. Nosotros lo que le decimos al lector es, ‘¿te parece bien si pensamos en esto y lo analizamos?’. Pero no tenemos ninguna intención política. Nuestras novelas son de entretenimiento, aunque puedan contener un dilema social dentro.
¿Cómo se sobrevive a la investigación para escribir una novela negra con el nivel de crudeza de Las madres? ¿Deja alguna secuela psicológica?
Agustín Martínez: Los tres vamos a la consulta del psicólogo, y nos hacen precio de grupo (ríe). Siempre decimos en broma que, si la policía entrara en nuestro ordenador, iríamos de cabeza a la cárcel. Porque claro, todas las novelas y las series que escribimos nos obligan a buscar cosas en Google poco habituales. En el caso de Las madres, tienes un mundo terrorífico, que es el de las granjas humanas de vientres de alquiler. Pero a mí lo que me ha dado más miedo de todas las investigaciones que hemos hecho fue entrar en la Deep Web (internet profunda) para escribir La red púrpura (la segunda novela de la saga de La novia gitana). Eso fue un pozo, un abismo. Creo que fue la que peor cuerpo me ha dejado.

El libro empuja a reflexionar sobre la capacidad del ser humano de hacer el mal. ¿Habéis llegado a una conclusión sobre esta cuestión tras escribir la novela?
Antonio Mercero Santos: La exploración del mal es el tema principal de Carmen Mola. La violencia, más concretamente la violencia contra las mujeres, también contra la infancia. Te preguntas, ¿cuál mal es el más aterrador? ¿El motivado por la ambición económica, por los celos, por las pasiones humanas? ¿O el que parece no tener motivos y está asociado con la presencia de un demonio en nuestras vidas? Pues en nuestras novelas hay de los dos tipos: hay algunos asesinos que no parecen tener una motivación, que parecen tener el demonio dentro y por tanto encarnan el mal, y hay otros como en Las madres que sí tienen motivaciones directamente económicas o de venganza o de fanatismo religioso. Patricia Highsmith (un ícono de la novela negra) hablaba de la violencia que hay no solo en el psicópata o en el monstruo, sino también en el hombre corriente, que es capaz de tener una explosión de violencia que cambie su vida para siempre. Nos interesa explorar eso.
Se os ha atribuido el haber subvertido el género de la novela negra a través del tratamiento descarnado de la violencia. ¿Es algo que deliberadamente buscado?
M. S.: No. No somos mojigatos a la hora de describir la violencia, pero nuestra gran trasgresión es la autoría colectiva. Porque es bajar del pedestal al escritor sagrado, y decir nosotros somos tres y no importa quiénes somos.
¿Cómo se escribe a seis manos?
M. S.: Lo que hacemos es trabajar juntos como si fuéramos un equipo de guionistas hasta que ya no hay más remedio que separarse. Es decir, construimos la historia entera desde el primer chispazo y después nos repartimos la novela en tres tercios y cada uno se va a escribir por su cuenta. Y luego entramos en un proceso de rescritura en el que compartimos el material y lo reescribimos. Todos pasamos por cada una de las páginas. El gran secreto de Carmen Mola está en que lo sabemos hacer sin enfadarnos, respetando la aportación del otro.

¿Esperabáis el debate que se generó cuando se supo durante la entrega del Premio Planeta en 2021 que vosotros eráis Carmen Mola?
A. M.: No. Tampoco la virulencia del debate. Durante unas cuantas semanas nos cayeron palos de todos lados. Dijimos, ¿qué ha pasado? También era guay porque de repente llegabas a un bar y había gente hablando de Carmen Mola en vez de hablar de un partido de fútbol. Pero también intentamos hacer un ejercicio de entender a la gente, las razones que esgrimían por un lado y por otro, y luego también de poner las cosas un poco en contexto y darle la verdadera dimensión que tenían. Entendemos que hubiera gente que al principio no lo tomara bien; gente que se sintió sorprendida porque se habían creado una imagen de Carmen Mola y el descubrir que éramos nosotros tres les generó un choque. Pero también dijimos siempre que nuestro ejercicio de creación colectiva lo que intentaba era darle relevancia a la novela y hacer desaparecer la identidad del autor. El debate quedó en nada porque no había mucho de donde tirar. El seudónimo es algo recurrente en la historia de la literatura.
¿Habrá más libros de Carmen Mola?
D. C.: De momento nuestra intención es seguir con ese mundo del thriller histórico de La bestia, pero con una novela que no tendrá nada que ver con esta. Nos lo pasamos muy bien escribiendo ese libro y el resultado fue muy bueno. Nos ha dado muchas satisfacciones. En cuanto a si habrá una quinta entrega de La novia gitana, eso dependerá de muchas cosas, entre ellas de la recepción que tenga Las madres. Hay mimbres para hacer otra. Ya veremos.