Comunidad Iberia Plus Alejandro  González Luna
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Entrevista Juan José Millás y Juan Luis Arsuaga sobre su último libro

Tras el éxito del libro “La vida contada por un sapiens a un neandertal”, el escritor Juan José Millás y el paleontólogo Juan Luis Arsuaga vuelven al ruedo con una segunda entrega escrita conjuntamente: “La muerte contada por un sapiens a un neandertal”. Con gran perspicacia y humor el tándem indaga en esta ocasión en temas como la muerte, la eternidad, la longevidad, la enfermedad, el envejecimiento o la muerte programada

Los autores fotografiados en el Museo del Prado / Foto: ©JEOSM

La muerte suele ser un tema sombrío, y a veces, incluso, tabú. Sin embargo, ustedes logran abordarla sin prejuicios y con admirable curiosidad. ¿Cuáles son las preguntas más importantes que plantea este libro?

Juan José Millás: La pregunta más importante de la que parte este libro es por qué envejecemos y por qué morimos. Están son las dos cuestiones fundamentales. En la naturaleza no hay vejez, hay plenitud o muerte. Entonces, ¿por qué envejecemos los seres humanos? Y, ¿está programada la muerte biológicamente? Es un tema de discusión entre los científicos. Es curioso porque la niñez, la adolescencia, la madurez y la menopausia están programadas, pero algunos científicos piensan que la muerte no. Entonces, si la muerte no está programada, ¿por qué morimos? Estas dos grandes preguntas atraviesan todo el libro.

Juan Luis Arsuaga: Por eso el libro tiene mucho de peregrinaje. Vamos a distintos sitios de la península ibérica buscando respuestas a estas preguntas.

Hay quienes les han atribuido haber creado un nuevo género literario.

J.L.A.: Cuando empezamos el primer libro éramos conscientes de que no teníamos no teníamos modelo y de que lo que queríamos hacer no se había hecho antes. Hay fórmulas que han tenido mucho éxito, pero yo no había leído nada así. Y menos de estas cosas. Analizados a posteriori, tanto este libro como el anterior son libros híbridos. Tienen algo de los diálogos de Platón y también de las parejas clásicas de la literatura, desde Sancho Panza y Don Quijote hasta Sherlock Holmes y Watson, sin parecerse a ninguna, claro. En este libro nos pasan cosas que no están previstas. También hay muchas voces de gente a la que recurrimos. Vamos a sitios en los que no sabemos qué nos va a pasar. Es una fórmula que en ciencia no se había hecho nunca. Lo que no es en sí una garantía de éxito.

Estamos viviendo una época dorada para los libros de divulgación científica. ¿A qué se debe esta eclosión?

J.L.A.: Lo que está sucediendo es algo maravilloso.

J.J.M.: La gente tiene curiosidad. No podemos ponernos a leer libros científicos por su complejidad, pero si eso está contado de cierta manera que, sin perder rigor, es capaz de llegar a una cantidad de gente de una cultura digamos media o media alta, pues es una oportunidad. Fíjate en el éxito que ha tenido el libro de Yuval Noah Harari, Sapiens. Nunca se había escrito una historia de la humanidad de esa manera. En España tenemos un caso relativamente reciente que es El infinito en un junco, de Irene vallejo, que cuenta con absoluto rigor la historia del libro. ¿A qué editor se le podía ocurrir que un libro que contara la historia del libro podía llegar a ser un bestseller? Pero es que está contada de tal manera que dices, ‘joder, es que me interesa’. Me la está contando de una forma fantástica. Hay una asociación entre contenido temático y contenido formal que encaja, que hace clic.

Por otro lado, en las sociedades contemporáneas nos hemos alejado tanto de la vida natural que parece que ya dejamos de formar parte de la naturaleza. Vamos al campo y nos sentimos como marcianos llegados a la tierra. No pertenecemos a eso. Es una contradicción brutal porque nosotros somos naturaleza. Hemos perdido una serie de saberes asociados a la naturaleza que son fundamentales. Entonces la gente tiene curiosidad por saber quién es, de dónde viene.

Tras escribir un libro sobre la vida y otro sobre la muerte, ¿han llegado ustedes a alguna conclusión vital importante?

J.J.M.: Yo sí, claro. He averiguado que la vejez es un producto de la cultura, por ejemplo. No soy capaz de sintetizar todo lo que he aprendido desde el punto de vista científico y emocional, pero es cierto que no he salido de estos libros igual que he entrado. Hace poco estuve en La Palma para hacer un reportaje sobre el volcán, y yo esto no lo vi como lo habría visto antes. Mi percepción de la realidad ha cambiado muchísimo.

J.L.A.: Se dice que lo más impresionante y novedoso de El Quijote es que es un libro que trata de dos personas que se han influido mutuamente de tal manera que al final del libro ya son otros. Al final, Don Quijote y Sancho Panza han sido transformados brutalmente por el largo viaje que han realizado, por las cosas que les han sucedido, por las conversaciones que han tenido. Es la vida. Y, salvando las distancias, creo que a nosotros nos ha pasado algo en esa línea.

¿Termina aquí esta aventura?

J.J.M.: Cuando acabamos el anterior libro tuvimos la impresión de haber llegado a una frontera. Pero había otro país al lado de esa frontera, así que en la última página nos dijimos: ‘¿la exploramos?’ Teníamos la impresión de que el corpus no estaba terminado. Ahora que hemos llegado al final de este segundo libro nos hemos dado cuenta de que hay otra puerta por abrir’, que es el de la mente y la conciencia, y que ya cerraría el corpus completamente. No sabemos si lo haremos o no, pero esa puerta que queda ahí abierta como posibilidad.

J.L.A: Pero no para mañana, ¿eh?

Foto: ©JEOSM