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Emblemas del modernismo catalán

El arquitecto Lluís Domènech i Montaner (1849-1923), considerado el padre del modernismo catalán, era hijo de una familia culta y progresista, de clase media acomodada barcelonesa. Una vez licenciado en ciencias exactas, físicas y naturales por la Universidad de Barcelona y después de empezar los estudios de ingeniería, optó por la carrera de arquitectura.

Recinto Modernista de Sant Pau

Domènech inició su carrera profesional como arquitecto y en 1875 ingresó como profesor interino en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, a la que estuvo vinculado hasta 1920. En esta escuela tuvo como alumnos a otros arquitectos modernistas insignes. La práctica arquitectónica se convirtió en su auténtica pasión, sin olvidar otras facetas que le hacían un hombre polifacético, humanista y amante de la historia.

La producción arquitectónica de Domènech abarca desde proyectos urbanos hasta grandes conjuntos monumentales y encargos de pequeña escala. Suyos son algunos de los edificios más singulares de la Barcelona modernista como la Fonda Espanya, la Casa Lleó Morera, la Casa Fuster o el Palau de la Música, entre otros.

Detalle de un mosaico en el Recinto Modernista de Sant Pau

Una obra modernista sin precedentes

Para el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, el genial arquitecto se inspiró en los hospitales más modernos de Europa a la hora de concebir el encargo. Partiendo de las ideas higienistas, diseñó un complejo organizado en distintos pabellones aislados, rodeados de jardines y conectados entre sí por una trama de túneles subterráneos. Aunque Domènech dibujó un proyecto formado por 48 edificios, finalmente sólo se construyeron 27, de los cuales sólo 16 siguieron el proyecto original modernista.

En líneas generales, Domènech creó una planta cuadrada en torno a dos ejes diagonales, uno norte-sur y otro este-oeste, que conforman una cruz templaria, emblema del antiguo Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, a través de la cual se resumen y simbolizan la historia hospitalaria de Barcelona y los valores alegóricos de la Edad Media.

Uno de los pabellones del hospital

La iluminación, la buena ventilación y la decoración de las estancias hicieron del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau un espacio único en el mundo, un nuevo modelo hospitalario que introducía la importancia del espacio abierto y el soleamiento en el tratamiento de los pacientes. Con los años, aparte de ser el hospital de referencia para la ciudadanía,  se ha convertido en un referente destacado del patrimonio y la cultura de Barcelona y Cataluña. En 1978, el Recinto Modernista de Sant Pau fue declarado Monumento Histórico Artístico y en 1997 Patrimonio Mundial por la UNESCO.

Techos decorados de un pasillo en el recinto

Un templo único dedicado al arte

Columnas en la terraza del Palau de la Música Catalana

Obra también de Lluís Domènech i Montaner, el Palau de la Música Catalana fue construido entre 1905 y 1908 como sede del Orfeó Català y financiado con fondos procedentes de suscripción popular. El edificio está situado en el barrio de Sant Pere, una de las zonas más bonitas de Barcelona.

El Palau de la Música Catalana es una perla arquitectónica del modernismo catalán, única sala de conciertos declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO (desde el 4 de diciembre de 1997), que en la actualidad es un punto de encuentro ineludible de la vida cultural y social de Cataluña. Constituye además un patrimonio simbólico y sentimental de todo un pueblo que se identifica con su historia.

 

Sala de Conciertos

La Sala de Conciertos, una de las más singulares del mundo, es desde hace más de cien años el escenario privilegiado de la vida concertística, nacional e internacional, de la ciudad de Barcelona. Ha acogido estrenos mundiales y es un referente de la música sinfónica y coral del país. Presidida por el órgano sobre el escenario y con un lucernario central que representa el sol, la sala disfruta de luz natural.

Sala mística y paradójica, se encuentra repleta de figuras y representaciones, como las musas que rodean el escenario, las valquirias de Wagner que surgen del techo, un busto de Anselm Clavé a un lado y uno de Beethoven al otro, así como elementos de la naturaleza, como flores, palmeras o frutos.

Vidriera en la cúpula de la Sala del Auditorio del Palau