Comunidad Iberia Plus Jesús Huarte
Por:

El cuento perfecto de Álvaro Mel

Conoce más a Álvaro Mel, protagonista en Netflix junto a Anna Castillo Un cuento perfecto, la historia de amor que redefine el género de comedia romántica a partir de la novela de Elísabet Benavent.

"Un cuento perfecto" ha sido uno de los grandes éxitos este verano en Netflix. ¿Qué le has dado a David, tu personaje, y que has aprendido de él?
Hay muchas cosas que compartimos, pero sin duda yo creo que David me ha aportado mucho más a mí. Durante todo el rodaje ,me ha convertido en una persona mucho más activa y me ha hecho salir de mi zona de confort. David es como un cachorro, hiperactivo, bromista y muy extrovertido, mientras que yo soy mucho más tímido, más parado, más cauto…

El peso de David avanza con la trama. Como ha asegurado haber aprendido, no hay papel pequeño.  
Sí, es algo que me dijo el productor Joseph Cister, la persona que me introdujo en este mundo con La otra mirada: ”no hay papel pequeño, recuérdalo siempre”. Y se ve en David, que evoluciona tanto por Margot como por sí mismo. Ambos consiguen hacer ese pacto de ser muy sinceros el uno con el otro y esto les lleva a hacer autocrítica. Poco a poco, un chaval que está perdido, sin horizontes, que “vive muy calentito en la mierda” –así lo describía literalmente Elísabet Benavent en la novela original–, y que no tiene aspiraciones, pasa a tener una vida más estable, a estar más calmado y seguro de sí mismo, también con Margot y sin Margot. 

La historia plantea una dinámica de pareja a la que la comedia romántica no nos tiene muy acostumbrados.
Antes, las situaciones de desigualdad se daban siempre con el personaje masculino como el poderoso y con un componente económico: la superioridad del chico multimillonario. En esta serie, eso cambia completamente, hay un tira y afloja de situaciones relacionadas con la comodidad, situaciones en las que David se siente mucho más cómodo que Margot y al revés. Pero además el desequilibrio no siempre tiene que ver con el dinero. Ese tira y afloja es lo que mantiene viva una comedia que, saliéndose del estereotipo, logran que la gente empatice. Es una comedia moderna y cuenta situaciones que a veces, estando idealizadas como perfectas, resultan incómodas. El primer ejemplo que se me ocurre es el sexo. Hacer de esto algo cómico y reconocer que a veces no estás cómodo se adapta muy bien a lo que es la comedia hoy en día. 

¿Habías leído algo de Elísabet Benevent antes?
Había visto parte de Valeria, la serie también basada en su obra, pero no había leído nada de ella. Cuando me llegó el proyecto, busqué el libro rápidamente. En el guion hay un arco de personaje, una muy buena base, pero sacas mucho más en claro de su fondo a partir de la novela. Me pasó lo mismo cuando hice La Fortuna. 

Varios de tus últimos éxitos, "El Club de los lectores criminales", "La Fortuna" y "Un cuento perfecto", por ejemplo, son adaptaciones de novelas. ¿Hay algo que hayas leído últimamente que te gustaría protagonizar en la pantalla?
Justo ahora me estoy leyendo Mi año de descanso y relajación, de Ottessa Moshfegh. La protagonista es una mujer, pero sería una historia muy interesante de adaptar. Está hasta las narices de todo y decide tirarse todo el año 2000 en su piso de Manhattan viendo películas y durmiendo a base de medicamentos.

Álvaro Mel durante el rodaje de "Un cuento perfecto"

En "La Fortuna", que te valió nominaciones a Mejor Interpretación Masculina en los Premios Forqué en 2021 y los Premios Iris en 2022, trabajaste con Alejandro Amenábar, uno de los directores españoles con mayor proyección internacional. ¿hacia qué mercado proyectas tu carrera?
Desde que sé que quiero ser actor, he querido trabajar también fuera –siempre pienso en directores como Tarantino o Guy Richie, que es uno de mis favorito–. Pero hace poco se me presentó la oportunidad y fui consciente de que llevo muy poco en este mundo y que tengo poca experiencia. Ahora mismo la industria de España está muy bien y el cine y las plataformas permiten exportar todas las producciones a otros países. Trabajar en España me permite centrarme en la interpretación y no estar tan pendiente del idioma. Ya llegará el momento de salir de mi zona de confort y, estando más seguro de cómo actúo y de los idiomas, irme fuera a probar suerte. Ahora es lícito quedarme aquí, apoyar la industria y exportarla fuera. 

¿Haces distinción entre las series y el cine?
Buenos, yo sigo yendo al cine todas las semanas y nunca dejaré de hacerlo. Es otra experiencia. Pero es verdad que las plataformas permiten la comodidad de consumir el contenido cuando y donde quieras, con un amplísimo catálogo a elegir en cualquier plataforma, y que han hecho mucho para que series de un país se vean en muchos más. 

Has hecho comedia romántica en "Un cuento perfecto", drama en "Madres. Amor y vida", aventuras en "La Fortuna", thriller en "Paraíso"… ¿en qué género te sientes más cómodo?
Hay puntos que me gustan de todos los géneros. La comedia romántica me ha gustado, y he de decir que pensaba que sería un trabajo más liviano, pero te exige mucho. Se crea un ambiente más arriba entre los compañeros y eso me gusta mucho. Del género slasher que he hecho en El club de los lectores me gusta el disfrutar del lado malo del personaje, una dualidad que también tenía mi papel en Paraíso, con un lado oscuro. De La Fortuna me gustó interpretar a alguien más normal, más encorsetado, que se va liberando a medida que avanza la serie… Disfruto todo, y como no hay papel pequeño, ni menos importante o favorito, hay que mirar lo que más te gusta de cada uno, disfrutarlos e ir poniendo esos pequeños ladrillos para ir construyendo tu faceta como actor.  

Igual que "Valeria" tuvo varias temporadas, ¿existe la posibilidad de que Un cuento perfecto tenga un desarrollo?
No lo sé, la posibilidad seguramente exista si Elísabet Benavent escribe una segunda parte. Pero  también es bonito a veces que una historia empiece y acabe. En algunos casos es estirar el chicle y cargarse un poco la historia. Ha sido un producto bueno, ha gustado a la gente, especialmente a quienes hay leído el libro.

¿Estás ya inmerso en un nuevo proyecto?
Todavía no estoy rodando. Me lo estoy tomando con calma, queremos hacer las cosas despacito porque esto es una carrera de fondo. Yo acabo de empezar y quiero hacerlo bien.

Antes que por la interpretación, te diste a conocer en las redes sociales has estado en la lista que hace Forbes de los influencers españoles más importantes–. ¿Son compatibles ambas carreras o ya no?
Son dos líneas que en primera instancia se me enfrentan, porque se me puede tachar de intrusismo al haber llegado a la actuación desde el mundo de influencer, también un poco de rebote. Para mí era importante asentarme y demostrar que también valgo para actor, pese a subir publicidad a Instagram. Me he ido centrando más en la actuación, que exige más de mí porque siento que me puedo desarrollar más ahí. Cuido mucho más las marcas con las que trabajo y no creo contenido de manera constante y pienso que las redes me pueden ayudar ahora a asentarme como actor. 

Ser influencer se ha convertido en el sueño de muchos jóvenes hoy en día. ¿Hay una concepción errónea de lo que representa?
Se ve siempre lo bueno: viajar, comer… Pero ves a los colosos de las redes, sobre todo del streaming, que es lo que más funciona ahora, que acaban viviendo una vida muy sacrificada porque viven exclusivamente para ello. Sobre todo hay que saber que puede que te lo curres y que no llegues, porque no hay una fórmula mágica. Puedes invertir en un set-up y en una cámara buena y que luego tu contenido no interese. A muchos se nos ha dado un poco de rebote, pero muy poca gente que lo ha intentado ha llegado. 

¿En qué momento te pasa a ti que ves que la gente te reconoce?
Empezó por redes sociales. Hace como 8 años, salí un día en Salamanca a dar un paseo que me gusta mucho, desde la Puerta Zamora, por la Plaza Mayor y la rúa (Mayor) hasta la Casa Lis, frente al río (Tormes). Estaba allí sentado y, de pronto, una chica se me acercó por detrás y me dijo: “perdona, ¿eres Álvaro? ¿Me puedo hacer una foto contigo?”. Me sorprendió mucho… Hay un público que viene por redes sociales y otro, por la interpretación. Con La otra mirada o La Fortuna llega un público más extenso y más mayor. Con cada proyecto vas captando público. Para mí está todo bien, yo al final me debo a esto… 

Margot y David han dado mucha envidia este verano al público con esas localizaciones paradisíacas en Grecia. De todos los lugares en los que has trabajado, ¿cuál ha sido tu mejor descubrimiento?
En La Fortuna hubo localizaciones muy buenas, pero esto se ha llevado la palma. Empezar un trabajo yéndote tres semanas a Grecia y rodar en Atenas, Mikonos y Santorini ha sido brutal. Estaré eternamente agradecido por haber participado en este proyecto.

Vuela a Atenas durante todo el año y a Mikonos y Santorini en temporada estival por solo 20 000 Avios (ida y vuelta)