Inspiración Andrea González
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Celebra este Oktoberfest en Múnich

Al final de cada verano los alemanes se preparan para el duro invierno con una última fiesta: el Oktoberfest. Considerada una de las mayores y más divertidas celebraciones populares del mundo, cada año entre finales de septiembre y principios de octubre la ciudad bávara de Múnich se inunda de cerveza y sus lugareños se enfundan sus famosos Dirndl y Lederhosen, atrayendo a visitantes de todo el planeta al Theresienwiese, un gran parque al oeste de la ciudad. No te pierdas la edición de 2024, del 21 de septiembre al 6 de octubre.

El Oktoberfest, conocido localmente como die Wiesn, se celebró por primera vez del 12 al 17 de octubre de 1810, cuando el príncipe heredero Luis de Baviera quiso agasajar al pueblo durante las celebraciones por su matrimonio con la princesa Teresa de Sajonia. Así, se organizaron unas carreras de caballos en un prado ubicado a las afueras de Múnich, que más tarde se conocería como Theresienwiese, en honor a la novia. El festival, al que acudieron miles de personas, fue todo un éxito y se convirtió en el evento más famoso del joven Reino de Baviera, que había sido fundado solo cuatro años antes. Los bávaros continuaron hablando y recordando la fiesta durante meses, por lo que la Asociación de Agricultores de Baviera lo convocó de nuevo al año siguiente, sumando a las carreras de caballos exhibiciones y competiciones de ganado. En los años posteriores fueron las autoridades de Múnich quienes se hicieron cargo de los costes y de la organización, y así surgió una de las fiestas populares más jóvenes pero también más famosas de toda Alemania.

Estatua de la princesa Teresa de Sajonia en el parque Theresienwiese durante la inauguración del Oktoberfest
Estatua de la princesa Teresa en el parque Theresienwiese © München Tourismus, Werner Böhm

Y es que cada año visitan el Oktoberfest más de 6 millones de personas y se sirven 7,7 millones de litros de cerveza, una bebida que, no obstante, está muy regulada. Sólo puede servirse cerveza que haya sido elaborada dentro de los límites de Múnich y que cumpla con la llamada Ley de la Pureza, en la que se especifica qué tipo de ingredientes pueden utilizarse para elaborarla. Además, la cerveza que se sirve en el Oktoberfest debe mantener siempre un mínimo de 13,5 % de Stammwürze, lo que se traduce como un 6% de grados de alcohol. De esta forma, solo seis compañías cerveceras pueden servir su producto en este festival: la más antigua de ellas es la famosa Augustiner-Bräu, fundada por monjes agustinos en el 1328; se suma Hacker-Pschorr, una cervecera fundada en el siglo XV que fue dividiéndose a través de los siglos debido a herencias y que se reunificó en 1972; la conocida Paulaner, también fundada por monjes en 1634, es la más joven de las seis; Hofbräu, que ha dejado su sello en toda la ciudad de Múnich; Löwenbräu, una de las compañías con más sentido del humor; y Spaten, de donde sale la cerveza con la que siempre se inaugura el Oktoberfest.

Los habitantes de Múnich disfrutan de una cerveza en la carpa de Hofbräu
Interior de la carpa de Hofbräu © München Tourismus Werner Boehm

Al principio, la cerveza no formaba parte indispensable del festival. De hecho, no fue hasta finales del siglo XIX cuando se fueron agregando a las carreras de caballos diferentes atracciones como carpas de cerveza, juegos mecánicos y casetas de comida, convirtiendo al Theresienwiese en un centro de diversión. En 1887, los Wirte, o fabricantes de cerveza, salieron juntos de la ciudad en dirección al Theresienwiese antes del comienzo del festival para ir al encuentro de los feriantes. Desde entonces se fue desarrollando la tradición de apertura del Oktoberfest: cada año se realiza un desfile en el que los Wiesnwirte son liderados por el alcalde de Múnich hasta llegar a la feria, donde desde 1950 el regidor de la ciudad entra en la carpa del Schottenhamel y “descorcha” el primer barril de cerveza Spaten del festival. Y no es nada fácil, pues los alemanes suelen hacer muchas bromas acerca del número de golpes que cada alcalde necesita para abrir el barril. Cuando lo consigue, aunque algunos han necesitado hasta 20 intentos, el alcalde grita O'zapft is!, que en dialecto bávaro significa “¡Está abierto!”, marcando el inicio oficial del Oktoberfest.

Desfile inaugural
Desfile inaugural del Oktberfest © München Tourismus, Tommy Loesch

La apertura oficial de die Wiesn siempre se produce el primer sábado después del 15 de septiembre, que este año coincide con el día 21, y las celebraciones se alargan hasta el primer domingo de octubre, en este caso el día 6. En el siglo XIX las autoridades, a petición popular, empezaron a organizar el evento unos días antes con respecto a sus fechas originales, cuando las horas de sol todavía se extienden y las lluvias otoñales no han empezado a hacer estragos. En la actualidad, el calendario del Oktoberfest incluye también una fecha muy especial para los alemanes: el 3 de octubre se celebra, desde 1990, el Día de la Reunificación Alemana, uno de los festivos más importantes del país y que, como casi todo, los alemanes se toman muy en serio. En esta fecha, aparte de los diferentes actos políticos, no encontrarás abiertos ni supermercados, ni museos, ni restaurantes… El único refugio está en las carpas del Oktoberfest.

Pretzels en el Oktoberfest © München Tourismus, Tommy Loesch

La buena noticia es que dentro del recinto pueden realizarse multitud de actividades. Aunque las carreras de caballos fueron eliminadas en 1960, muchas otras tradiciones se han mantenido y nuevas se han adoptado. Además de beber cerveza, podrás degustar algunas cumbres de la gastronomía alemana como los Pretzel, las Würstl o salchichas y el chucrut, que en alemán se llama Sauerkraut. Sin embargo, las opciones más deliciosas son las recetas típicas específicamente del Oktoberfest, como el Schweinshaxe, o el codillo de jamón asado, muy popular en las tabernas tradicionales alemanas, el Käsespätzle, como opción vegetariana y, sobre todo, el wiesn Hendl, pollo a la parrilla, que se prepara con mantequilla. Otro de los grandes atractivos del Oktoberfest son las atracciones clásicas de la feria como el tobogán, la noria, el túnel del terror, la Olympia Looping o el teatro de variedades, entre muchísimas otras. El primero, con décadas de historia, es la atracción más famosa por provocar más diversión a los que contemplan desde abajo que a los que montan en ella, ya que para acceder a la torre del tobogán hay que aventurarse a saltar sobre una cinta transportadora, por lo que las caídas son todo un espectáculo. Otro de los símbolos del Oktoberfest es la noria, un icono desde 1970 que, con 50 metros de altura, permite observar una panorámica de Múnich, aunque la intensa montaña rusa Olympia Looping también cuenta con un buen puñado de fans.

Montaña rusa Olympia Looping
La mítica montaña rusa Olympia Looping © München Tourismus, Sigi Mueller

Para vivir la experiencia completa muchos visitantes alquilan o compran un Tracht, o traje tradicional del sur de Alemania. Aunque en la segunda mitad del siglo XX se consideraba algo antiguo llevar ropa tradicional al Oktoberfest, las modas siempre vuelven y hoy no hay nada que se asocie más a este festival que la imagen de los hombres portando sus Lederhosen y de las mujeres luciendo su Dirndl. El atuendo masculino consta de un pantalón corto de cuero con bordados, al que se suman los tradicionales tirantes, que deben combinar con la parte de abajo, y el chaleco. En el caso de las mujeres, el Dirndl consta de una falda y un corpiño ricamente bordados, que en la actualidad suelen encontrarse juntos a modo de vestido, a los que se suma una blusa interior y un cinturón con delantal. Los Tracht originales realizados según los diseños tradicionales en los talleres locales cuestan miles de euros y los bávaros, que también los utilizan para celebraciones como las bodas, se enorgullecen de detectar al segundo la calidad de cada traje. Sin embargo, en los últimos años la popularidad de los trajes típicos se ha extendido tanto que muchas tiendas ofrecen opciones de buena calidad a precios moderados para aquellos que quieran hacerse con un modelo que dure toda la vida (y evitar de paso las burlas de los bávaros). Marcas como Angermaier o la centenaria Hirmer son opciones muy populares donde los que se acercan a estos trajes regionales por primera vez pueden encontrar especialistas que les asesoren. La opción de alquilar es tremendamente popular en Alemania y algunas empresas, como Lederhosenverleih, poseen modelos tradicionales de la mejor calidad.

Los clásicos Lederhosen pueden encontrarse en Lederhosenverleih

El Oktoberfest es un evento muy concurrido y la entrada es siempre gratuita, por lo que algunos consejos para disfrutarlo al máximo siempre son bienvenidos. Si preguntas a los locales que visitan el festival cada año lo primero que escucharás es que es indispensable que intentes hacerte con una reserva en alguna de las carpas. No es tarea fácil, ya que la mayoría de reservas están destinadas a peñas locales o a grupos de amigos de toda la vida (si planeas visitar el Oktoberfest en 2025 recuerda que muchas de las carpas abren su período de reservas entre los meses de diciembre y abril previos al festival), pero carpas como la de Armbrustschützenzelt ofrecen reservas para todos los sábados el Oktoberfest, uno de los días con más afluencia de gente de la semana, o la de Ochsenbraterei, que suele abrir nuevas reservas con 24 horas de antelación para cada día del festival y que actualmente acepta reservas para el turno de comidas. Y es que es importante recordar que las carpas permanecen abiertas toda la jornada, pero presentan distintos turnos desde las 9 la mañana hasta las 11 de la noche y dependiendo del momento del día en el que se acceda a cada una de ellas se encontrará un ambiente u otro. Para los que nos hayan podido hacerse con una reserva, es ideal informarse de a qué hora cambia de turno cada carpa para estar cuanto antes en la cola, recordando que las entradas laterales suelen estar menos concurridas. En cada carpa –las más grandes cuentan con aforo para hasta para 10 000 personas– hay muchos espacios destinados para los visitantes sin reserva, pero en tal caso es importante asegurarse de llevar todo el efectivo posible y prepararse para repartir un montón de propinas. Una vez te hayas sentado y recibido tu cerveza, solo te queda aprender a brindar: cada vez que lo hacen, los alemanes exclaman Prost! y, en señal de respeto, miran a los ojos mientras lo hacen a cada miembro de la mesa.

Interior de la carpa Marstall
Almuerzo en el interior de la carpa Marstall © München Tourismus Tommy Loesch