Madrid, los grandes de la literatura latinoamericana
El Festival Eñe se celebra en Madrid entre el 23 de octubre y el 5 de noviembre. Nacido de la revista del mismo nombre, el evento literario lleva 13 ediciones: 9 en Madrid y 4 en América. Desde sus inicios, su número de asistentes se han duplicado y se espera que este año tenga aún mayor afluencia, ya que será edición con más actividades, todas gratuitas.
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Madrid ha sido históricamente un lugar de intersección para autores hispanos, y esta relación ha contribuido a enriquecer enormemente la literatura en castellano.
La ciudad que atrajo e inspiró a tantos escritores latinoamericanos no ha olvidado los nombres de quienes la convirtieron en una de las capitales de la literatura hispana.
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1 Mario Vargas Llosa, de la Biblioteca Nacional al Templo de Debod
Llega a Madrid en 1958 para estudiar su doctorado en la Universidad Complutense con una beca. Se instala en una pensión de la calle Menéndez Pelayo. Por las tardes, recorre la ciudad siguiendo el rastro de las novelas madrileñas de Pío Baroja y Benito Pérez Galdós. Hay días en que se pasa horas en la Biblioteca Nacional leyendo libros de caballería. Otros, se sienta a escribir en una tasca cercana a su pensión, dando forma al borrador de su primera novela, La ciudad y los perros. Pero el joven Vargas Llosa se enfrenta a un dilema sin resolver: el de ser abogado o escritor. En agosto de ese año, mientras se pasea con su manuscrito bajo el brazo, toma finalmente la decisión que lo definiría para siempre: lo apostará todo a la literatura.
Su rincón favorito de Madrid: el Templo de Debod -
2 Jorge Luis Borges, de la Puerta del Sol al Barrio de las Letras
En 1919 se aloja en una pensión que da a la Puerta del Sol y se vuelve asiduo de las tertulias de Rafael Cansinos-Asséns en el mítico café Colonial. Era la época dorada de la bohemia madrileña y aquel Borges imberbe escribe sus primeros poemas ultraístas y camina deslumbrado por las calles por donde antes pasearon Quevedo, Cervantes, Góngora o Lope de Vega. Su estancia en la capital es corta, pero resulta vital para su trayectoria porque es aquí donde se empieza a dar a conocer como escritor.
Jorge Luis Borges era muy amigo de Rafael Cansinos-Assens, fundador de una tertulia en el café Colonial. -
3 Pablo Neruda, afincado en Argüelles
El chileno llega en 1935 como cónsul de su país. Su presencia tiene un gran impacto en la Generación del 27 -en su apartamento del barrio de Argüelles, al que llamó la Casa de las Flores, se reunían con frecuencia figuras como Rafael Alberti, Federico García Lorca o Miguel Hernández-, y también en su obra: aquí logra publicar por primera vez el que será uno de sus libros más aclamados, Residencia en la tierra.
Neruda vivía en la Casa de las Flores en Argüelles -
4 Rubén Darío, en la calle Serrano
La llegada del poeta modernista nicaragüense se considera un punto de inflexión en la relación literaria entre América Latina y la capital. Tras visitar la ciudad varias veces, en 1905 se establece en un piso de la calle Serrano y pronto empieza a ganar adeptos en su causa por renovar las letras hispanas. Su protagonismo despierta tal interés en los escritores locales que ahora se muestran ávidos por conocer lo que se está escribiendo al otro lado del Atlántico. Eso le permite a Darío construir un puente entre las dos orillas que otros autores no tardarán en cruzar.
Cuando el poeta paseaba una tarde por los jardines del Campo del Moro, acompañado de Valle-Inclán, se enamoró perdidamente de una joven jardinera analfabeta, Francisca Sánchez.