Madeira: la isla de colores
Bosques de laurisilva únicos en el mundo, impresionantes cascadas, montañas infinitas, acantilados que dejan sin aliento, paisajes volcánicos, las piscinas naturales más conocidas en Europa, sus encantadores pueblos costeros o sus famosas levadas –que lo convierten en uno de los destinos más amados por los senderistas– son solo algunos de los secretos más preciados que esconde Madeira. En esta galería, partimos desde su capital, Funchal (a la que puedes acceder desde solo 7.500 Avios por trayecto), para mostrarte algunos de los puntos más bellos de la isla más amada por los lusos. Y por todo aquel que la visita.

Debido a su paisaje abrupto dominado por acantilados y grandes montañas, Madeira cuenta con 7 teleféricos. Los dos más famosos son el que conecta Funchal con el barrio de Monte y el que sigue de Monte al Jardín Botánico. El de Funchal a Monte (en la imagen) sobrevuela 560 metros en unos 15-20 minutos de viaje y ofrece unas vistas maravillosas a toda la ciudad en el acceso por las pronunciadas colinas hacia Monte. En esta web puedes consultar la información actualizada sobre restricciones en las visitas / Imagen de Miguel oniz

A las afueras de la capital, se encuentra el Jardín Botánico de Madeira que, dispuesto en terrazas, alberga hasta 2.000 plantas exóticas de todo el mundo. Convertido en un referente a nivel científico y cultural gracias a sus programas de conservación de plantas en peligro de extinción, exhibe especies perfectamente adaptadas. En su parte más alta, un mirador ofrece las mejores vistas del puerto de Funchal / Imagen de Francisco Correa

Hace 200 años, las frutas y verduras desde el mercado de Funchal llegaban a Monte en estos cestos de madera hasta que, en 1850, se utilizó para llevar a una mujer al hospital. Desde entonces, se usa para transportar a personas, sobre todo turistas. La bajada, a entre 2 km y 40 km por hora, asegura mucha adrenalina, y con suerte, alguna buena historia de la boca de uno de sus carreiros que son quienes mejor conocen la tradición / Imagen de Andre Carvalho

El Mercado dos Lavradores, en pleno casco antiguo de Funchal, es un lugar muy colorido y perfecto para empaparse del ambiente madeirense. Aunque la gran cantidad de turistas que lo suelen frecuentar pueda confundir, es el mercado al que acuden los locales a hacer sus compras. Fue inaugurado en 1940 y en él se puede encontrar de todo: flores, frutas, carnes, licores, souvenirs… pero lo más famoso es su lonja de pescado, donde no es extraño encontrar a sus pescaderos cortando con una macheta un atún de 30 kilos. El mejor momento para visitarlo es temprano por la mañana (abre a las 8 de lunes a jueves y los viernes y sábados a las 7, los domingos está cerrado) / Imagen de Jose Mendes

Cabo Girão, con 580 metros, es uno de los acantilados más altos del mundo. Está a 15 minutos del pueblo pesquero de Câmara de Lobos. Justo en la falda del acantilado se encuentra una de las playas más exclusivas de la zona, Fajã do Rancho, a la que solo se puede acceder en barco o desde el teleférico que se encuentra en la localidad de Rancho, a 10 minutos en coche del mirador de Cabo Girão / Imagen de Digital Travel Couple

En lo alto de los acantilados de Cabo Girão hay una pasarela de cristal que rodea todo el borde del acantilado, dando la sensación de estar paseando literalmente a casi 600 metros sobre el mar. Desde este mirador (en la imagen) se puede observar toda la costa sudeste de Madeira. Se ha convertido en un sitio muy visitado en Madeira, así que lo mejor es organizar la visita temprano o a última hora de la tarde para evitar aglomeraciones / Imagen de Jose Mendes

La pequeña ciudad de pescadores Câmara de Lobos, al oeste de la isla, debe su nombre a la población de lobos marinos que la habitaba en su origen. Alguno aún se deja ver, aunque muy de vez en cuando. Además de sus pintorescas casas de pescadores y su famosa bahía llena de barquitos de colores, Câmara de Lobos es conocida por su vida nocturna, sus restaurantes y, por supuesto, la poncha, una bebida que tomaban antiguamente sus pescadores, mezcla de aguardiente de caña de azúcar, agua y zumo de limón / Imagen de Hugo Reis

El norte presenta a la Madeira más natural: cuenta con la mayor parte de los bosques de laurisilva –únicos en el mundo y declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1999– de la isla, la zona en la que más se puede uno deleitar con el relieve volcánico tan típico de allí, sus interminables acantilados, algunas de las mejores rutas de senderismo o regiones tan curiosas como Santana. Algunas carreteras como la del litoral que va de Porto da Cruz a Porto Moniz ofrecen paisajes tan impresionantes como los de la imagen / Imagen de Digital Travel Couple

Aunque es de las zonas más alejadas de Funchal, Porto Moniz –una de las ciudades más antiguas de la isla– sólo está a 35 minutos en coche. Posee un patrimonio arquitectónico muy interesante dominado por la Iglesia Matriz del siglo XVII o el Forte de São João Baptista, que hoy aloja el Aquarium de Madeira. Sin embargo, lo más famoso de Porto Moniz ha sido diseñado por la naturaleza, más concretamente por las erupciones de lava y la erosión, que han creado sus piscinas naturales. En ellas el mar entra, deja sus aguas cristalinas y se va / Imagen de Francisco Correia

La pequeña península que se forma en el extremo más oriental de la isla se conoce como Ponta de São Lourenço. Su paisaje está marcado por los tonos ocres y amarillentos, que contrastan completamente con los tonos verdosos del resto de Madeira. La punta, elevada por inmensos acantilados, es zona protegida desde 1996 por la peculiaridad de su flora y fauna y ofrece unas vistas exclusivas a la isla de Porto Santo, a 40km. Además, aloja a la maravillosa playa de Prainha / Imagen de Digital Travel Couple
Debido a su paisaje abrupto dominado por acantilados y grandes montañas, Madeira cuenta con 7 teleféricos. Los dos más famosos son el que conecta Funchal con el barrio de Monte y el que sigue de Monte al Jardín Botánico. El de Funchal a Monte (en la imagen) sobrevuela 560 metros en unos 15-20 minutos de viaje y ofrece unas vistas maravillosas a toda la ciudad en el acceso por las pronunciadas colinas hacia Monte. En esta web puedes consultar la información actualizada sobre restricciones en las visitas / Imagen de Miguel oniz