Medellín, capital de Antioquía, se ha transformado desde el diseño, corazón de la belleza urbana. Ese cambio tiene sus responsables y su estilo propio: trabajos en maderas autóctonas pasadas por procesos de deterioro que las dotaron de un toque vintage; aleaciones de metales encontrados por los obreros locales bajo la dirección de diseñadores intrépidos; materiales que bebieron de las tendencias de diseño de interiores neoyorquinas y en Medellín se transformaron adquiriendo un nuevo aire, una nueva voz.

Plasma Nodo: el motor del cambio

El cambio comenzó con la compañía Plasma Nodo en 2002, cuando el diseño industrial o de espacios era una materia casi desconocida en la ciudad. Quienes decidían abrir un restaurante o un bar preferían la decoración kitsch o el diseño de muebles en serie, pero Carlos García y cuatro amigos, atentos al porvenir de la ciudad, a la visita de los turistas extranjeros, vieron que se abría ante ellos la posibilidad de un negocio.

Al principio los clientes no entendían bien este diseño, por lo que durante todo este tiempo se ha hecho un trabajo de educación del mercado en el que también los diseñadores han tenido que aprender a leer el contexto, la ciudad, a mezclar las tendencias del mundo con lo nuestro.

Medellín Design Week

Años después, esos inicios cobran sus frutos con eventos como el Medellín Design Week. El diseñador David del Valle es su creador. La idea surgió cuando se topó con la poca divulgación y la falta de lugares para alimentar la creatividad que impedían el crecimiento de la empresa que había creado con su hermano Juan, Tu Taller Design. Sus obras están en los parques públicos más concurridos de la ciudad con sillas de madera ergonómicas, andenes con túneles donde las plantas descuelgan con delicadeza natural. Les gusta trabajar en equipo con otros diseñadores, aprender de los que hicieron camino como Plasma Nodo, impulsar a los que apenas empiezan.  

Jóvenes promesas

Uno de los diseñadores jóvenes que más ha explorado este material es Pablo Andrés Gracia, que tiene su estudio, Dado Design, en su propio apartamento. Entre la decoración minimalista del lugar destacan las lámparas: en madera, con aleaciones de metales, se desprenden del techo como estalactitas finas, como lianas selváticas. Es joven, es publicista y estudió diseño industrial en Londres, donde descubrió la belleza de la madera.

Todos esos cambios saltan a la vista en la Milla de Oro –una zona comercial que muestra la cara más moderna de la ciudad– y en los restaurantes de El Poblado, de la Avenida Primavera y del Parque Lleras. Allí se comprueba cómo Medellín es una ciudad nueva que se ha transformado de la mano del diseño hecho con sutileza.