Un amontillado: empezar por el principio

Fino Perdido es un vino diferente, pero equilibrado, un fino de larga crianza (8 años), que ha ido perdiendo su velo de flor e incorporando las cualidades de un amontillado. Esta edición limitada restará protagonismo a los aperitivos, incluida la ensalada de ahumados o ibéricos con la que casa tan bien.

Platos que entran como un Toro

El río Bajoz, cerca de Morales de Toro, en Zamora, da nombre a este exclusivo Gran Bajoz, cuya reducida producción nace de viñas viejas. Sus uvas son vendimiadas a mano a finales de septiembre, cuando se dan las condiciones óptimas de maduración. Es perfecto para acompañar platos de cocina moderna, pero también para unos entrantes potentes.

Tintos para sacar los colores

Altos de Tamaron Reserva es un vino amplio que armoniza a la perfección con todo tipo de carnes rojas. Las uvas vienen de viñas de 40 años cuyas cepas producen un máximo de 4 o 5 pequeños racimos. Otro acierto es Muga Reserva Selección Especial 2015, que se elabora con levadura indígena en depósitos de roble. Una clarificación con clara de huevo fresco y un proceso de afinado en botella de mínimo 12 meses le dan la personalidad ideal para ser pareja de cualquier carne guisada de alta calidad.

Un mar de sofisticación

Para que un pescado al horno, además de original, sea elegante, sutil y complejo: José Pariente Cuveé Especial 2016. Este verdejo proviene de un viñedo de 1924 y se desarrolla a través de agricultura ecológica, basada en el mantenimiento del suelo mediante cubiertas vegetales y azufre. Más de 100 años de vejez promediada han convertido en Palo Cortado (pasando antes por amontillado) al Capuchino, la mejor elección para un guiso de pescado.

Que no falte el postre

Te invitamos a descubrir nuevas combinaciones para la Sobremesa, esta vez fuera de casa:

Los hermanos Torres han diseñado un menú especial para el restaurante Dos Cielos, en el hotel Meliá Palacio de los Duques de Madrid. Se puede optar por disfrutar la experiencia con un menú corto compuesto por dulces y bebidas, donde intervienen sabores refinadísimos y dosis de sugestión estética. Desde un bizcocho con arándanos y bombones de caramelo salado dentro de una cajita de cristal (a modo de piedras preciosas), pasando por una selección de café, té y un carrito de licores donde destaca el pacharán de elaboración propia y otras delicatessen como el gin tonic con flor de Azahar. 

Se puede disfrutar a partir del 6 de diciembre.