Comunidad Iberia Plus Sara  Martinez
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Victoria Martín y Carolina Iglesias se ponen serias, o casi, para hablarnos desde el humor

Premio Ondas 2021 al mejor podcast o emisión digital por Estirando el chicle, esta vez son Victoria Martín (@livingpostureo) y Carolina Iglesias (@percebesygrelos) las que responden a las preguntas.

Imágenes de Rubén Errebeene

¿Qué se siente al ser las entrevistadas y no las que entrevistan?

Carolina Iglesias: Pues relajación… Como te sabes las respuestas, da gusto. Está guay que haya gente interesada en hablar con nosotras. Basta con contestar bien y no decir barbaridades…

Victoria Martín: Eso es verdad, porque yo soy muy de decir nombres y luego me riñen. No puedo evitarlo, aunque cada vez me voy moderando más. Cada vez tenemos más maña y estamos más relajaditas. Pero bueno, tírame un poco de la lengua que te lo cuento todo.

Que no se asusten los lectores que no os conozcan…

C.I: Hombre nuestro público coge muchísimos aviones.

V.M: Sí, nuestro público es muy de tener Avios, canjearlos e irse a cualquier lado. No sé si muy de aviones en realidad, pero a mi me encantan porque me ofrecen el único momento de mi vida con unas horas de relax. Y cuando viajamos juntas por los bolos es nuestro momento de hablar y contarnos cómo estamos. El momento del avión es de confesiones.

La serie Válidas os unió artísticamente por primera vez. Pero, ¿cómo os conocisteis?

V.M: En la radio. Ella presentaba los viernes en el programa de Vodafone yu de Dani Mateo, que ahora lleva Ana Morgade. Yo hacía una sección y me gustaba mucho currar con Carolina y hacer la sección con ella y pedí ir los viernes. Ahí nos fuimos conociendo y un día quedamos para tomar unas cañas y surgió todo.

C.I: Surgió el amor.

V: Aunque se va a acabar de tanto usarlo.

Victoria Martín y Carolina Iglesias, las creadoras de Estirando el chicle

¿Más que amor fue humor a primera vista?

C.I: No sé si humor o hasta la vista porque… (risas de las dos). Coincidíamos y coincidíamos, pero realmente las cañas las tomamos cuando yo ya me había ido de la radio. Hasta que no salí de ahí y nos vimos fuera no vimos que encajamos muchísimo en la forma de pensar, de ver la comedia, de entender la creatividad. Tenemos un estilo muy diferente, pero encontramos una química y nos hemos hecho aún más amigas.

¿Esperabais convertir vuestro podcast en uno de los más escuchados de España?

V.M: Qué va, si empezamos desde casa y en el confinamiento... Era una cosa más para seguir “estirando el chicle” ­–que por eso se llama así­­­– de la serie. Luego la serie no le importó a nadie comparada con el podcast. La idea del podcast era rajar nosotras solas y luego lo de las invitadas fue a raíz de que entramos en Podium Podcast. Todo ha ido evolucionando de forma orgánica y creo que por eso el público se ha sentido guay escuchándonos y estando acompañados en la pandemia.

¿Los podcast se han convertido en el Netflix de la radio?

V.M: Bueno, un Netflix pero con menos dinero, ¿no? (ríe)

C.I: Como género lleva muchos años existiendo, pero está en un momento de auge. El programa se puede escuchar y también se puede ver a través de Youtube con imagen, pero hay mucha gente que lo consume en audio. Se dice que la gente joven no escucha la radio, pero tenemos muchos oyentes en plataformas de audio. La gente sí que escucha, en los viajes por ejemplo. Yo misma siempre escuchaba música y ahora la compagino con los podcast. Cuando saco al perro, cuando estoy trabajando, cuando voy de viaje…

V.M: Sí, yo igual. Antes escuchaba la radio, porque siempre he sido un poco vieja de alma. Cuando me pasé al podcast, descubrí muchísimos que son fantásticos para el viaje, como La Ruina, así divertidos que te acompañan y piensas “bueno, ya tengo como una hora y media cubierta de este viaje de cuatro”. Los jóvenes ya no tienen esa cultura de ver una cosa a tal hora porque nunca la han tenido. Siempre han vivido con plataformas on demand y nunca han necesitado tener que ir a tal hora a ver Acusados (que era mi serie favorita) o Upa Dance.

¿Qué lugar ofrece la comedia en España a las mujeres? ¿Y qué futuro? Habéis cuestionado en entrevistas que a partir de los 40 se nos invisibiliza…

V.M: Hombre no es una cuestión, es que es real. Pero yo confío en que va a cambiar porque todas estamos haciendo un trabajazo descomunal y creo que simplemente por el mero hecho de justicia divina debería ocurrir.

C.I: Sí, trabajamos por nosotras, pero también pensando en todas las compañeras y en el futuro. Que Estirando el chicle vaya bien es un privilegio, un lujo y una suerte, pero no puede ser un caso puntual. Tiene que haber muchísimos casos más porque material hay. No es una cosa de ausencia de formato, lo que hace falta es que desde las instituciones y el resto de plataformas y lugares de poder se haga un hueco para todas estas cómicas que tienen un talento desbordante. No tener a cómicas en tus programas es absurdo y está desfasado, no es realista. El mundo está lleno de mujeres diversas y que se dedican a la comedia.

Victoria Martín y Carolina Iglesias, Estirando el chicle

Si fuerais a entrevistar a un hombre, ¿cuál os interesaría? ¿Por qué?

V.M: Yo creo que Buenafuente.

C.I: Sí, Buenafuente. O Berto. Se han portado muy bien con nosotras y me gustaría una conversación con ellos. Además, hemos hablado mucho fuera de cámara del mundo de los podcast porque es un formato que a ellos también les gusta. Evidentemente, admiramos su trabajo.

V.M: Creo que Buenafuente ha sido consciente de la realidad en la que vive y se ha intentado reconstruir para cambiarla y eso ya me parece algo… es mucho más de lo que hubiera ocurrido en otros canales, en otras plataformas o en otros programas. Y son unos compañeros fantásticos. Nos tratan sin condescendencia, de una forma igualitaria y además intentan que la comedia sea diversa.

C.I: Cualquiera que deja el ego aparte y te ayuda a crecer, toda esa gente la queremos en nuestra vida.

Cuando una se enfrenta al micrófono en un proyecto tan honesto, ¿dónde termina el personaje y empieza la persona?

C.I: Eso habría que haberlo definido al principio.

V.M: Sí, al principio yo he sido más personaje porque me costaba mucho abrirme de una forma real. Pero luego hay programas en los que se me han ido viendo las costuras. Me cuesta mucho hablar en serio, muchísimo. Carolina me decía que tengo que abrirme más y contar más mis problemas. Eso me cuesta también en mi vida. Pero en Estirando el chicle llega un punto en que se rompe esa burbuja y hablas como desde tu yo más real. Lo que funciona es que somos 100% reales, 100% nosotras.

Al crecer la popularidad, ¿crecen los haters también? Victoria, últimamente dices mucho que la gente se mete cada vez más contigo…

C.I: Bueno, también es una exagerada. Es muy exagerada. Ve un comentario malo y dice “que nos están diciendo muchísimo que tal…” y realmente ha visto una unidad de comentario.

V.M: Sí, me agobia un montón caerle mal a los demás. Encima insulto a todo el mundo, entonces tampoco puedo pretender caer bien a todos. Me duelen los comentarios negativos. No en plan que nos llamen gordas o putas, que eso me da igual. Es cuando te hacen una crítica real del programa.. Aunque estoy segura de que la gente no lo hace a malas, si te pilla en un mal momento, te duele bastante. Pero intento relativizar, lo hacemos con todo el cariño y, si a alguien no le gusta, que se ponga otra cosa, que estamos haciendo entretenimiento, no estamos operando a corazón abierto.

C.I: Total. Es que al final el rollo este de decepcionar a gente… Nos revisamos a diario, damos lo mejor no solo en el trabajo, también para hacer un humor actualizado, hablando de cosas que están pasando ahora. Y evidentemente nos equivocaremos, pero en el proceso de mejorar está equivocarse. Me importa decepcionar a mis amigas. Me decepcionaría que mis amigas oyeran el programa y me dijesen que no me reconocen en algún punto o que esperaban que dijera otra cosa. Igual con lo bueno. A lo bueno tampoco le doy un valor extremo. Lo celebro, me anima y me apoya para seguir –porque el público nos apoya muchísimo– pero no le doy más valor que el que tiene, no para creerme más ni fliparme de ninguna manera.

Carolina, te has convertido en un referente (premiado este año incluso) del colectivo lgtbiq+. ¿Qué te ha impulsado a ti a ser visible?

C.I: Mi problema cuando acepté que era bisexual era que no tenía referentes bisexuales. Y ahí me di cuenta de que era importante ser visible. No trato de dar la chapa a nadie, pero creo que es necesario recordar, sobre todo cuando llegas a espacios grandes y a hablar de pluralidad, al hablar de mi exnovio o novia al hacer comedia, meter en el discurso esa pluralidad que yo no me he encontrado a lo largo de mi vida. No ha sido por obligación, ha sido un paso natural. Después del proceso y lo que me ha costado a mi asumir lo que era, que me costó un montón, qué menos que intentar ayudar a una persona que esté en mi situación. Yo no quiero dar lecciones de nada, pero si ser visible ayuda, pues es lo que soy en la vida y es lo que voy a ser.

¿Cuál de las dos se ha quedado el Ondas?

V.M: Lo tiene Carol.

C.I: Yo, Yo.

¿Por qué?

C.I: En realidad porque se lo llevó Vicky al principio y luego me lo llevé yo un día a Buenafuente... Hemos pedido una réplica.

¿O habrá que ganar otro?

V.M: De momento, hay que hacer la copia porque yo creo que ganar otro… Yo lo que quiero es un Grammy, o que me den el Oscar al mejor guion porque la película que me estoy montando yo con mi vida desde luego que la merece (risas). Pero no, no, con uno nos vale, el siguiente que se lo den a Buenafuente y Berto que son chavalitos que están empezando y les va a venir bien el empujón.

Estirando el chicle LIVE

Con su show Estirando el chicle LIVE, Carolina y Victoria han llenado teatros de varias ciudades de España y su última actuación será el 23 de septiembre en el Wizink Center de Madrid: El último hilo (de vida).