5 enclaves históricos a un paso de Múnich
Baviera es, además del estado federado más extenso de toda Alemania, la cuna de algunas de sus tradiciones más famosas y escenario de algunos de los acontecimientos más importantes de la historia de Europa. A poca distancia de la capital, Múnich, se abre un territorio lleno de contrastes, donde pueden encontrarse todo tipo de joyas arquitectónicas, paraísos naturales y pueblos bávaros de cuento, sin olvidar lugares tristemente marcados por la huella del nazismo. En esta lista encontrarás una ruta para conocer algunos de los secretos de este estado tan pintoresco.
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1 Palacio de Neuschwanstein
El Palacio de Neuschwanstein ostenta el récord de ser el edificio más fotografiado de Alemania. Y no es para menos, pues este castillo de cuento, emplazado en el desfiladero de Pöllar en los Alpes Bávaros a 125 kilómetros de Múnich, es una fantasía neogótica que rinde homenaje a las fortalezas medievales. Construido entre 1869 y 1886 por orden del rey Luis II de Baviera, fue diseñado por el propio monarca bajo la influencia del Romanticismo alemán, convirtiendo la construcción en un verdadero decorado de fantasía que pretendía imitar su sueño del castillo ideal para un caballero medieval. El monarca sólo pudo disfrutar del palacio durante 172 días, pues el conocido como Märchenkönig (Rey de los cuentos de hadas) falleció el 13 de junio de 1886, después de haber sido inhabilitado para gobernar debido a sus presuntos problemas psiquiátricos. Sólo un mes y medio después de la muerte del rey, el castillo abrió sus puertas al pueblo. Desde entonces, exceptuando los periodos bélicos, puede visitarse, aunque siempre en compañía de un guía.
Foto de KreativInstinkt © Bayerische Schlösserverwaltung -
2 Füssen
Si has decidido visitar Neuschwanstein, no puedes marcharte sin recorrer el pueblo más cercano al castillo: Füssen. Esta milenaria localidad se encuentra a solo un kilómetro de la frontera con Austria y a 130 de Múnich y es uno de los mejores enclaves para apreciar la cultura y la arquitectura tradicionales de la región de Baviera. Paseando por sus adoquinadas calles podrás encontrar el Museo de Füssen, ubicado en la abadía de St. Mang, un monasterio benedictino y joya arquitectónica medieval y barroca donde se guarda una de las mejores colecciones de violines y laúdes de Europa. Durante siglos Füssen fue uno de los más importantes centros de fabricación de estos instrumentos, llegando a concentrar a más de 80 expertos luthieres. También en el casco histórico se encuentra el Hohes Schloss, uno de los castillos medievales mejores conservados de Baviera, y sobre la colina, en plena naturaleza, asoma Hohenschwangau, el castillo en el que creció Luis II de Baviera y donde encontró la inspiración para diseñar Neuschwanstein. Se puede acceder a Hohenschwangau reservando una visita guiada en Füssen, aunque hay que recordar que el castillo cierra las 15:30 (cuando anochece) durante los meses de invierno.
Foto de Struck Mathias © Füssen Tourismus und Marketing -
3 Mar de Baviera
El conocido como Mar de Baviera, debido a sus 80 kilómetros de superficie, es un impresionante lago de agua de deshielo situado a unos 70 kilómetros de Múnich y conocido por ofrecer una gran diversidad de actividades. Además de posicionarse como uno de los mejores lagos de Baviera para navegar, en verano es un lugar perfecto para darse un chapuzón y practicar paddle surf. Entre el otoño y el invierno es muy común que tanto turistas como locales acudan al lago para recorrer sus orillas en bicicleta o caminando a través de sus paisajes a los pies de los Alpes. Sin embargo, lo más destacado del Lago Chiem son sus islas. La más grande es Herreninsel (La Isla de los Caballeros), donde encontrarás un castillo encargado por Luis II de Baviera –precisamente allí se halla el Museo König Ludwig II, dedicado a la figura del monarca– con una arquitectura que imita la del Palacio de Versalles, incluyendo el diseño de los jardines. Por otro lado, destaca la Frauenchiemsee (Isla de las Mujeres), un pintoresco enclave conocido por ser el municipio más pequeño de toda Baviera: en la isla sólo residen 300 personas de forma permanente y por ella no circula ningún coche. Además, no podrás marcharte de Chiemsee sin probar la comida local, ya sea el pescado ahumado típico de Frauenchiemsee o los célebres schnitzels de estilo vienés que sirven en algunos restaurantes situados a orillas del lago, en pueblos como Prien am Chiemsee.
Foto de Bavaria Luftbild Verlags GmbH © Bayerische Schlösserverwaltung -
4 Zugspitze
Otra gran oportunidad para disfrutar de la naturaleza bávara es coronar el pico más alto de Alemania, el monte Zugspitze (a 90 kilómetros de Múnich). Con 2962 de altitud, esta montaña marca la frontera entre Austria y Alemania y presenta una panorámica de 360º que, en condiciones adecuadas de visibilidad, permite observar más de 400 picos alpinos repartidos entre 4 países. Visitar la cumbre es muy fácil gracias a su moderno teleférico, una maravilla técnica ha conseguido salvar el mayor desnivel del mundo en un solo tramo (1945 metros) y cubrir el recorrido de cable libre más largo (3213 metros), gracias a la torre de acero para teleféricos más alta de Europa (127 metros). En Zugspitze podrás recorrer sus glaciares, realizar expediciones en trineo o visitar la capilla de María, que ostenta el récord de ser el templo situado a más altitud de todo el país.
Foto de Maximilian Prechtel © Bayerische Zugspitzbahn -
5 Campo de concentración de Dachau
A sólo 30 kilómetros de Múnich, la capital intelectual del nazismo, el régimen de Hitler abrió su primer campo de concentración apenas 50 días después de que el austriaco fuera nombrado canciller a principios de 1933. Con el objetivo de eliminar a la oposición política, concentró dentro de una fábrica de pólvora en desuso a religiosos, intelectuales, aristócratas y políticos, a los que en un principio se consideró simplemente trabajadores. Sin embargo, Dachau se convertiría en el campo modelo sobre el que se diseñarían el resto de centros de concentración y exterminio, especialmente después de que las SS tomaran el control del campo y lo convirtieran en el segundo lager más grande del régimen, sólo superado por el complejo Auschwitz-Birkenau. A partir de 1936, las SS comenzaron a encarcelar allí a miembros de minorías étnicas y sexuales y, una vez iniciada la Segunda Guerra Mundial, se convirtió en centro penitenciario para prisioneros de guerra y lugar de ejecución de soldados soviéticos (más de 4000 fueron asesinados allí), además de servir como instalación para experimentos médicos y de campo de trabajo al servicio de múltiples empresas alemanas.
En Dachau fueron internados más de 200 000 prisioneros, de los cuales unos 750 eran españoles. El campo fue liberado por el ejército americano el 29 de abril de 1945, y en los años posteriores fue utilizado como refugio para los reclusos liberados, como prisión para criminales nazis y como centro de acogida para refugiados. A partir de la década de 1960 fue restaurado y convertido en monumento gracias a la iniciativa de los propios supervivientes. Hoy se puede visitar siguiendo la exposición permanente “El camino de los prisioneros”, que guía a los asistentes a través del día a día de los reclusos desde su llegada al campo hasta el momento de la liberación.
Foto de Stefan Müller-Naumann © Memorial Site KZ Gedenkstätte Dachau