Entramos en el universo de Ágatha Ruiz de la Prada
Después de un año en el que ha cambiado completamente su rutina de trabajo, la creadora más prolífica de la moda española, y una de las más internacionales, nos recibe en su taller para hablar de su colorida carrera, los viajes que la han inspirado y el futuro del sector.
Imágenes de James Rajotte
Tienes reconocimientos como el Premio Nacional de Diseño de Moda o la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. ¿Te sientes una de embajadora de la moda española?
Los premios son una chorrada, te los dan por edad. Hay premios todos los años y en algún momento te toca. Sí pienso que, en la historia de España, muy pocos diseñadores han vendido tanto como yo. No solo ropa, muchísimas cosas, que han hecho que en tantos hogares españoles haya una toalla, una sábana, un perfume, un lápiz o un calcetín de Ágatha Ruiz de la Prada. Una de las cosas más divertidas que hice, hace años, fue una colaboración con Iberia: una colección de corbatas, las primeras que diseñaba, de un año. Cada mes sacábamos una corbata y todavía veo gente que las sigue usando.
¿Ha cambiado mucho el sector?
Mis inicios fueron muy tranquilos. Los recuerdo en mi estudio, con mucho trabajo en el taller, dibujando… Este año me recordaba mucho a aquello, porque ha sido también muy introspectivo. Hace un año hice 74 desfiles, viajaba casi como una azafata de Iberia. Y 2020 ha sido muy raro, pero también interesante, como volver un poco al principio.

¿Cómo viviste el confinamiento?
Lo que más me chocó los primeros días del confinamiento fue cuando se hablaba de que iban a cerrar el aeropuerto. Para mí cerrar media hora ya era como un escándalo. Me dio mucha tristeza, mucha preocupación por los proveedores, las tiendas y todos sus empleados.
Unos meses después, diseñaste unas mascarillas con Lidl y a beneficio de Save the Children.
En cuanto empezó la crisis, varias empresas me contactaron para diseñar mascarillas, pero me parecía que no era el momento. Y cuando pasó el primer golpe tan fuerte, llegó esta colaboración con Lidl, que fue muy importante para mí. Me pareció que era el momento exacto e hicimos unas mascarillas homologadas, a muy buen precio. Se vendieron 500.000 en tres cuartos de hora. La gente tenía ganas de color y de alegría, de salir y de volver a ser feliz.
¿Crees que el color es sanador?
Siempre nos hace falta color, pero cuando lo pasamos mal, más que nunca. Yo al principio me acordaba mucho de mis viajes, algunos que incluso hice sin prestar atención. Y de repente vi el privilegio que he tenido por poder viajar tanto y conocer tanto mundo. Los viajes han sido una parte tan importante de mi vida…

La última colección que presentaste en la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid estaba, de hecho, inspirada en África.
Sí, estuve en Guinea Ecuatorial y volví obsesionada con África, y comencé a preparar la colección antes de que llegara la pandemia. Esta semana tenía que haber vuelto a Guinea Ecuatorial para un desfile y lo he tenido que posponer. Espero poder regresar pronto.
¿Qué destinos han trazado el mapa de tu carrera?
De pequeña, la ruta entre Madrid y Barcelona. El puente aéreo era para mí como coger el autobús. Luego Madrid-París y después Milán y Nueva York por trabajo. También he ido muchísimo a América Latina.
¿Cómo es tu relación con Latinoamérica?
En Latinoamérica aprecian mucho lo que se hace en España y yo he tenido la suerte de ir mucho y de vender mucho allí. Ellos me quieren mucho a mí y yo los quiero mucho a ellos. Además, Puig me ha ayudado mucho allí, porque el perfume se vende muy bien y esa popularidad ha ayudado a que los desfiles multiplicaran la exposición.

¿Hay algo que no diseñarías?
He hecho enterramientos, puertas blindadas, enchufes, libros para bebés que se pueden meter en la bañera... Pero no me atrevería con temas que no me gustan, como el tabaco, los caramelos o los abrigos de piel.
¿Está muy presente la sostenibilidad en tu día a día?
Yo diría que desde que empecé he estado obsesionada con todo lo que tiene que ver con la sostenibilidad. Mi abuelo era ecologista y es algo que he tenido muy interiorizado en mi vida desde que era una niña. Y, como es parte de mi vida, me gusta mucho ver que por fin se está convirtiendo en una preocupación generalizada.
¿Crees que la moda, con tantas colecciones como hay ahora, puede ser sostenible?
La moda en general y en todo el mundo, que está sufriendo tanto con la crisis sanitaria, tiene que afrontar ese enigma de si es compatible con la sostenibilidad. Estamos intentando que así sea a nivel mundial. Yo creo que si tienes algo bonito, tienes que usarlo muchos años. Y pasa lo mismo con una prenda, que acaba por contar una historia.
¿Cómo se te presenta este año?
Yo ya no hago planes, porque es muy difícil anticipar nada. Pero si tenemos Mercedes-Benz Fashion Week Madrid en marzo, seré la primera en estar allí.