Lucía Caraballo nos cuenta sus nuevos proyectos
La actriz de 25 años protagoniza la serie Perdiendo el juicio, que se estrena este 23 de marzo en Atresmedia. Este año la veremos además en Animal Salvaje, en Netflix, y en Todos los lados de la cama, la secuela de dos películas españolas míticas. Hablamos con Lucía de todas estas producciones, de una larga carrera para tan corta edad y de su futuro próximo.
Foto: Carlos Villarejo
Estilismo: Antonia Payeras
Look de: Maison Margiela
Make up: María García
Este 2025 viene cargado de proyectos, el primero Perdiendo el juicio, a punto de estrenarse.
Sí, es una serie de las de toda la vida, pero traída a la actualidad. El formato me recuerda mucho a las series familiares del prime time típico, para todos los públicos y que te deja un buen sabor de boca. La puedes ver con tus padres, con tu pareja o incluso con amigas, porque tiene un poco de comedia, un poco de corazón…
¿Qué nos puedes contar de tu personaje? Interpretas a una becaria, una figura muy conocida por los jóvenes…
Sí, es un personaje que se mete mucho en la precariedad laboral. Hay veces en las que se nos hace la broma de “hasta que os despida, si sois la sexta ronda de becarios, cuando toque haceros el contrato…”. Yo esto no lo he vivido, porque de momento a las actrices no nos pueden contratar como becarias, pero tengo amigas que lo tienen muy difícil. Mi personaje, que se llama Barbie, tiene poco que ver conmigo, ha tenido una vida muy complicada, es un poco una buscavidas. A mí, que todo el mundo me dice lo dulce que soy, me dio muchísimo respeto meterme en un personaje tan macarra, con tanta calle, pero me ha hecho mucha ilusión interpretarlo: desde la moda y la caracterización hasta la forma en la que ella se relaciona con la autoridad o el conflicto, sin miedo a enfrentarse a nadie, sacándose las castañas del fuego como fuera. He sentido mucha confianza en mí como actriz por parte de Juan León y de Boomerang a la hora de hacer el casting.

Participas además en Animal Salvaje, que también se estrenará este año, junto a Luis Zahera. ¿Cómo recuerdas el rodaje?
Animal Salvaje es una serie es muy especial. Me alegra que esté en una plataforma tan accesible como Netflix porque es una comedia de situación pero sin chistes, humanizando, como decía Víctor García León, al “payaso”, al protagonista del que nos reímos. Ha sido uno de los proyectos que más me han robado el corazón en toda mi vida. Tuvo un significado enorme como momento vital y supuso un antes y un después como persona y como actriz. Me fui cuatro meses a Galicia para rodar la serie y decidí no volver a casa en ningún momento. Es el proyecto donde he sentido más confianza como artista y como compañera, porque Víctor García León, Luis Zahera y todo el equipo de Alea Media me incluyeron en el proceso creativo desde el principio. Y con los animales fue especial: para mí que son tan importantes… Si no me hubiera dedicado a la actuación, habría estudiado etología, así que trabajar con ellos me da mucho respeto, porque necesito que en todo momento se encuentren bien. Lo bueno es que el equipo era igual de animalista que yo. El contraste entre mi personaje, tan delicado, y el de Luis, que interpreta a un veterinario rural, me dio mucha impresión. Es un choque generacional entre la vida en el campo y una boutique de productos de lujo para mascotas.
¿Y Todos los lados de la cama? ¿Cómo ha sido recuperar la historia de dos pelis tan taquilleras como Al otro lado de la cama, de 2002, y Los 2 lados de la cama, de 2005, desde la perspectiva del 2025?
Todos los lados de la cama es un remix de generaciones, con los personajes que ya conocéis de las dos pelis anteriores y con los hijos, que acabamos de llegar. Tiene una visión súper actual del sexo y las relaciones. Jan Buxaderas y yo hablábamos con Samanta, la directora, sobre la necesidad de mostrar una sexualidad divertida, con consentimiento, con comunicación, con torpeza y con complicidad… ¡Es además una comedia musical con temazos que todo el mundo se sabe!
Yo empecé en el teatro municipal de Rivas y, el año que yo me salí, mis amigas interpretaron Al otro lado de la cama. ¡Me dio un poco de envidia! Debía de tener 14 años y me acuerdo de volver a ver la peli, que me encantó, entonces. Son dos películas que forman parte de la cultura de este país, pero reconozco que había que darles una vuelta, sobre todo para darnos cuenta de lo mucho que hemos avanzado. Poder actualizar una película que se hizo cuando nuestros padres eran jóvenes y que ya fue revolucionaria entonces, mostrando por primera vez a dos chicos liándose o a un trío, y darnos cuenta de se nos queda corta en solo una generación es maravilloso. El rodaje estuvo lleno de gente luminosa y abierta, con todo a favor. Convivir con los actores de las otras generaciones fue genial. Pilar Castro, que hace de mi madre, y yo nos hemos hecho amigas. Ojalá dentro de 15 años se haga una cuarta peli donde nuestros hijos tengan algo que enseñarnos. Las conversaciones de los personajes, además, muestran mucho respeto, un “no lo entiendo, pero lo quiero entender”, que le pasa mucho al personaje de Ernesto Alterio...

En tu carrera has hecho drama, producciones históricas, series de todo tipo, teatro, danza, pero ¿le has cogido cariño a algún género en concreto?
Le estoy muy agradecida a la comedia. Hasta que me convertí en adolescente, que es un momento donde mi autoestima baja, no me empezaron a dar personajes dentro de este género. Y es curioso, porque los motivos que hacen que la autoestima baje son muy buenas herramientas para hacer comedia. Ridiculizarte a ti misma, jugar con tu físico y con tu voz, poner la vergüenza a tu favor, exponer la vulnerabilidad... La comedia, que es de momento donde más me he desarrollado con proyectos como No me gusta conducir o La reina del pueblo, llegó en el momento perfecto. Me cambió la visión de la vida, por eso que decía Chaplin de que “una escena en plano general es comedia, pero en plano corto es un drama”. Y la comedia es dura, cada personaje hay prepararlo desde sus carencias. Aun así, siento que mi fuerte puede ser el teatro dramático.
Eres muy joven pero llevas 18 años de carrera artística a tus espaldas. ¿Alguna vez has echado la vista atrás para reflexionar sobre lo que has vivido?
Si, muchas veces. Hace 4 años empecé un proceso interno para preguntarme por qué era actriz. Me parecía muy importante no perder la razón principal, sobre todo porque es lo que te va a sostener cuando la profesión no te trate tan bien. Por un lado, yo estoy muy agradecida de haber empezado tan joven, con 8 años, porque me doy cuenta de que es mi vocación absoluta. Pero también me doy cuenta de que una carrera tan larga ha creado en mi la sensación como persona de que no sé hacer otra cosa. He tenido la suerte de tener trabajo siempre, nunca nada que me diese demasiada visibilidad, pero he estado ahí. He recibido bastante reconocimiento y los actores somos adictos al feedback, ya sea de la industria, de seguidores, de críticos, pero llegó un punto en el que no recibía tanta validación y me planteé si lo estaba haciendo porque quería. Y eso que esto es algo que yo elegí de niña. He tenido que aprender a darme esa validación externa yo misma y a separar mi identidad como actriz de mi persona. Estoy en el mejor momento laboral de mi carrera y agradezco mucho mi trayectoria y los proyectos, pero no ha sido fácil.

¿Qué sueño o meta te gustaría conquistar a corto plazo?
Producir teatro. Soy adicta a leer teatro. Me encanta y sigo formándome y yendo a clase porque necesito seguir teniendo ese espacio de llevar propuestas. Me encanta coger a, principalmente, autoras –ahora estoy con Catherine Guérard, pero también María Velasco o Sarah Kane o Luna de Miguel– y preparar la puesta en escena, la adaptación… Me gustaría sacarlo del salón de mi casa y de la escuela y empezar a hacerlo de manera profesional.
¿Hay ya nuevos proyectos en el horizonte?
Tengo un proyecto muy chulo, una peli de comedia donde seré la protagonista. Es el proyecto más grande que me ha llegado hasta la fecha, pero no puedo contar nada. Mi 2025 pinta muy bien, tengo dos meses de descanso ahora, que estoy utilizando para leer, ver cine y preparar este personaje con mucha calma.
¿Algún destino de Iberia donde te gustaría rodar?
Me encantaría grabar en Latinoamérica, me gustaría cruzar el charco una temporada. O Italia, vivir una pequeña vida alternativa por unos meses allí y construir un nuevo micro-mundo.